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Arte y salud mental en la actualidad

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El Bosco, Extracción de la piedra de la locura, 1475-1480, Museo Nacional del Prado

La creación como herramienta para la curación

Nunca antes la salud y el bienestar habían tenido un papel tan central en la escena pública y en los discursos contemporáneos. Desde que la pandemia del COVID-19 terminó por desencadenar y visibilizar las ya por entonces muy altas tasas de soledad no deseada y de trastornos depresivos y de ansiedad, así como de descontento ante ciertas actitudes de la comunidad médica y psiquiátrica presentes en nuestras sociedades, la salud mental parece estar en boca de todos. Si hasta hace poco los gestos de cuidado y prevención se estigmatizaban a través de la utilización de expresiones como “ir al loquero”, ahora es normal hablar sin tapujos de nuestras sesiones en el psicólogo y este gesto se ha convertido, incluso, en tendencia.

El arte y la cultura son un reflejo inmediato de las preocupaciones y problemáticas sociales, y las cuestiones de la salud han permeado también en este ámbito. Sabiendo que la creación es una herramienta para la curación, numerosas iniciativas se ponen en marcha desde hace algún tiempo en instituciones educativas y culturales para reclamar un espacio y reivindicar la voz de los hasta hace poco marginados. Conscientes de que el tema desborda las posibilidades de un texto como este, hacemos un barrido por los proyectos, actuales o celebrados recientemente, que han llamado la atención de la redacción de EXPRESS.

Laura Ramírez Palacio, La picardía [Serie Juegos], 2019
Laura Ramírez Palacio,Jardín luminoso [Serie Trasmundos], 2020

Para empezar, esta semana tienen lugar las Jornadas de Estudio de la Imagen en el CA2M de Móstoles, que en esta XXVIII edición llevan el título de “Trasmundos. Públicos, arte contemporáneo y salud mental”. Con el objetivo de hacer una reflexión colectiva en torno a la teoría y la práctica de las culturas visuales, en ediciones anteriores habían tenido como temas centrales la cultura de club, la materialidad de nuestros cuerpos o la rematerialización del pensamiento visual. En esta ocasión, las comunidades artísticas y los movimientos activistas de base se organizan para dar voz a los colectivos más vulnerables y estigmatizados socialmente, reivindicar las visiones neurodivergentes y denunciar la violencia ejercida por las prácticas psiquiátricas. Están dirigidas por las investigadoras y docentes de Historia del arte de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Inés Plasencia, Noemí de Haro y Patricia Mayayo, y se enmarcan en el proyecto I+D+i, afiliado a la misma universidad, “Los públicos del arte y la cultura visual contemporánea en España. Nuevas formas de experiencia artística colectiva desde los años sesenta”.

Del 16 al 18 de noviembre de 2023, un nutrido programa reunirá talleres de podcast de Mesa Camilla (Clara López) o Fernando Balius; conferencias de Ana CSC (del colectivo Locus, pionero de la “Cultura Loca” en España y que explora la confluencia entre cultura y salud mental comunitaria) o Sasha Durakov Warren (del grupo Hearing Voices Twin Cities); presentaciones de proyectos de artistas como Costa Badía, Fátima Masoud, Toxic Lesbian o Silvia Maestre Limiñana. Las jornadas serán clausuradas con una proyección, seguida de debate, del ensayo visual Estado de malestar de la artista María Ruido.

La fuerza de las obras de Ramírez Palacio proviene de la contradicción entre una técnica dibujística depuradísima y llena de sutilezas sensoriales y una representación desfamiliarizada y tortuosa de escenas ligadas a la infancia.

Olga Fernández López

En el contexto de estas jornadas se organizan dos exposiciones, celebradas en homenaje póstumo a la artista colombiana y estudiante de doctorado de la UAM Laura Ramírez Palacio, fallecida el pasado abril de 2022 tras una infancia maltratada por los abusos. Sus traumas son muy fácilmente legibles en unos dibujos realizados al carboncillo en plúmbeos grises, blancos y negros, y protagonizados por figuras infantiles que se alejan de la inocencia que les correspondería para convertirse en objetos sexualizados inmersos en sueños tenebrosos. Según Olga Fernández López, profesora en el grado de Historia del Arte de la UAM, “la fuerza de las obras de Ramírez Palacio proviene de la contradicción entre una técnica dibujística depuradísima y llena de sutilezas sensoriales —frecuentemente aparecen figuras espectrales de niños y niñas sobre un fondo muy negro—, y una representación desfamiliarizada y tortuosa de escenas ligadas a la infancia”. Paralelamente a la actividad artística, Ramírez Palacio realizaba una tesis con la que quería profundizar en el tema de la creación y la circulación de imaginarios sobre infancias robadas; más concretamente, trabajaba sobre el uso de las imágenes de niñas y niños guerrilleros procedentes de los procesos revolucionarios de El Salvador y Nicaragua producidos en la década de los ochenta.

Vínculos y disociaciones es el título de una de las dos muestras, comisariada por las profesoras de la UAM Olga Fernández López y Patricia Mayayo y el doctorando Abdiel Segarra Ríos. Instalada desde el 30 de octubre en la Sala de exposiciones de la UAM, está compuesta por 18 dibujos donados a la Universidad y que proceden de la desaparecida Fundación Vasos Comunicantes, que la artista creó en 2021 para generar un espacio de encuentro donde construir diálogos entre la salud mental y las prácticas artísticas. La segunda exposición es Porque no hemos visto. Laura Ramírez Palacio, abierta desde el 7 de noviembre en el madrileño Espacio Plus Artis.

El pasado 10 de octubre, Día Internacional de la Salud Mental, la Fundación Cultura en Vena celebró una jornada en la que reunió a investigadores, psicólogos, psiquiatras, terapeutas, educadores sociales, productores de cine, músicos, escritores, actores e ilustradores para reflexionar sobre arte y salud mental. Esta segunda jornada de Arte y Salud. Salud Mental, organizada en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, se compuso de mesas de diálogo e intervenciones sobre temáticas diversas como “el panorama actual de las prácticas artísticas en el ámbito de la salud mental y su papel como herramienta coadyuvante a los tratamientos convencionales”, el papel de los museos como “espacios seguros para desarrollar parte de la terapia en salud mental” (con una comparativa entre los casos de EducaThyssen y el Centro de Rehabilitación Psicosocial Los Cármenes, Madrid) o la aplicación de prácticas artísticas en la atención sanitaria a personas con trastornos de salud mental en el Hospital Sant Joan de Déu (Sant Boi de Llobregat, Barcelona). La jornada se acompañó de una exposición en el hall del Museo, abierta del 6 al 22 de octubre, con réplicas a tamaño real de obras de Ghirlandaio, Rubens y Rembrandt intervenidas digitalmente para reflexionar sobre trastornos mentales y un recorrido guiado por una mediadora cultural.

L´ETNO de Valencia ha impulsado unos talleres artísticos para ayudar a usuarios de servicios de salud mental en la construcción de la identidad

En una línea similar, L´ETNO de Valencia y el hospital de Bétera están llevando a cabo talleres didácticos piloto de carácter artístico para ayudar a usuarios de servicios de salud mental en la construcción de la identidad. L´ETNO (galardonado este mismo año 2023 con el premio al Museo Europeo, EMYA) se convierte en un “espacio de expresión artística que ayude al conocimiento del yo, de la propia identidad social real y a la identificación de los factores que han intervenido en este proceso de construcción”. El taller ha empezado el 1 de octubre y terminará el 30 de noviembre. Por su parte, en la ciudad de Sevilla la escuela Danza Mobile lleva desde 1995 integrando a personas con diversidad funcional a través de la práctica de la danza, contribuyendo al proceso creativo, social y personal de las personas con discapacidad.

Taller en L´ETNO de Valencia

En el número 6 de nuestra revista UTOPÍA abordábamos las problemáticas suscitadas por las representaciones de los Cuerpos diversos. Y es que los cuerpos estigmatizados que la sociedad califica como minusválidos, tullidos, retrasados, subnormales, tarados, lisiados o monstruosos deben tener más presencia en la esfera del arte. La anteriormente citada Costa Badía, “artista tullida” y mediadora cultural “que trabaja desde y para la diversidad funcional”, realizó hace unos meses una obra para las escaleras de la entrada del CA2M, y los pasados 4 y 5 de noviembre realizaba un taller, ¿Qué llevas en la mochila?, en la Sala de Arte Santander de Boadilla del Monte, en la Comunidad de Madrid.

Retrato de Costa Badía en su pieza del CA2M, Móstoles

Francesc Tosquelles utilizó la escritura, el arte y el teatro como instrumento de terapia

El estudio de la relación entre arte y locura cuenta con hitos fundamentales como la publicación de Genio y locura del criminólogo Cesare Lombroso (1864), cuyo trabajo de recopilación del arte producido en asilos y manicomios puso la primera piedra de lo que luego se llamaría art brut. Hans Prinzhorn continuaría el trabajo de Lombroso en Expresión plástica de los enfermos mentales (1922). Lombroso y Prinzhorn son figuras muy conocidas de esta historia de la práctica de la psiquiatría con vocación artística y sanadora, pero hay tantas otras aún por investigar. Por ejemplo, Francesc Tosquelles, psiquiatra exiliado en Francia desde 1939 que, en el Institut Pere Mata de Reus, el campo de concentración de Septfonds y el Hospital Psiquiátrico de Saint-Alban-sur-Limagnole (Francia), desarrolló una práctica revolucionaria abordando la raíz social de la enfermedad mental y transformando, desde la humanización, la institución psiquiátrica. El ejercicio de la escritura, el arte y el teatro, así como la integración de personas “marginales” y “normales” (artistas de vanguardia como Paul Éluard y Tristan Tzara), se convirtieron en instrumento de terapia. Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo es la exposición que el Museo Reina Sofía dedicaba este año a su figura, y que después ha viajado a Les Abattoirs de Toulouse, el CCCB de Barcelona y el American Folk Art Museum de Nueva York. Un paso más en la iniciativa de Tosquelles es el que se ha llevado a cabo en Manicómio (Beato, Portugal), primer espacio de creación, Hub social y galería de art brut que promueve el trabajo de artistas con demencia desde 2019.

Poupée dans le Jardin , Hans Bellmer, 1935-36. Colección TEA-Cabildo de Tenerife

Los artistas surrealistas también se interesaron por los desórdenes mentales, más concretamente vinculados a la abstinencia o represión sexual. Desde su formulación en las últimas décadas del siglo XIX por parte de Jean-Martin Charcot, fundador de la neurología moderna, la histeria se convirtió en motivo constante de representación visual. La histeria femenina y el tratamiento desde una perspectiva contemporánea de la construcción de la imagen del cuerpo de la mujer a través de la indagación de la cultura visual ha sido el centro de una exposición clausurada hace solo unos días en el TEA de Tenerife.

No muy alejadas de esta amplia temática de la salud mental están un par de proyectos que abordan los malestares físicos y psíquicos causados por los modelos capitalistas de productividad, y que se plantean en la escena artística contemporánea, por un lado, y en la academia, por el otro. En primer lugar, en la Sala de Arte Joven acaba de clausurar la muestra Easy Apply! Una generación de Slashers y Early Burnout, para exponer la situación de precariedad laboral de los jóvenes, y en especial de los artistas y creadores. Ganadora de la XIV edición del programa “Se busca comisario”, impulsado por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, Noelia Lecue reúne piezas de los artistas Sara Álvarez Vinagre, Jonás Fadrique, Marta Galindo, Mayte Gómez Molina, Itxaso Navarro, Giuliana Racco y Fran Vélez, que abordan el cansancio que conlleva la búsqueda de empleo y la multiplicidad de roles a que obliga este “sistema implementado por muchas empresas y aplicaciones de búsqueda de empleo que intentan automatizar y simplificar este proceso de selección a un solo click, a menudo infértil”.

La excelencia mata, la competitividad enferma

Cartel de las jornadas El proyecto o la vida

Por otro lado, las jornadas El proyecto o la vida. Capitalismo académico e investigación en artes y humanidades se celebraban los pasados 18 y 19 de octubre en la facultad de Bellas Artes de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha para trasladar a la esfera pública un problema usualmente relegado a la esfera íntima: los males ocasionados en el cuerpo investigador por el corporativismo capitalista, dominante en la academia, las artes y las humanidades. Para debatir sobre lo que el colectivo Indocentia denuncia al expresar que “la excelencia mata, la competitividad enferma”, dos talleres y cuatro bloques de conversatorios reunieron a figuras destacadas de las slow humanities como Remedios Zafra, Aurora Fernández-Polanco, José Antonio Sánchez o Selina Blasco, y a artistas como María Ruido y el colectivo Taller Placer.

En el siglo XXI los trastornos neurológicos como la depresión, el TDAH o la “hipersensibilidad ambiental” moldean el entorno construido

Para terminar, y puesto que la arquitectura también puede reflejar una relación intrínseca con la enfermedad, acabamos este recorrido con la propuesta de la teórica de la arquitectura y docente en la Universidad de Princeton Beatriz Colomina. En la exposición Sick Architecture, que comisarió en el CIVA de Bruselas en 2022 (así como en una conferencia celebrada en el Museo Reina Sofía de Madrid el 17 de octubre de 2022), reflexionaba sobre la influencia de la medicina en el discurso arquitectónico a lo largo de la historia, sobre el papel de la arquitectura como forma de prevención y cura y sobre el rol del arquitecto como una especie de doctor al servicio del cliente como paciente. Si enfermedades bacterianas como la tuberculosis dieron origen a la arquitectura moderna de principios del siglo XX, y en la posguerra los problemas psicológicos centraron la atención de los arquitectos, que se esforzaron en hacer de las viviendas espacios de “salud nerviosa”, en el siglo XXI los trastornos neurológicos como la depresión, el TDAH o la “hipersensibilidad ambiental” moldean igualmente el entorno construido. No debemos olvidar la última de las pandemias vividas, la del COVID-19, cuya exigencia de aislamiento y distancia dio lugar a innovaciones arquitectónicas e, indirectamente, inspiró esta exposición, así como las publicaciones en e-flux Architecture que la han acompañado.