Sobre la muerte de la ciudad y su renacimiento
¿La ciudad ha muerto? Ahora es la globalización que la mata. Antes fue la metropolitanización que se desarrolló con la revolución industrial. Y antes fue la ciudad barroca que se extendió fuera del recinto medieval. Periódicamente, cuando el cambio histórico parece acelerarse y es perceptible en las formas expansivas del desarrollo urbano se decreta la muerte de la ciudad.
Entonces se asume, con pesar o con realismo “moderno”, el “caos urbano”. Se critica o se expresa con nostalgia la revalorización de las formas y de las relaciones sociales construidas por la historia. Se sustituye el urbanismo que ciertamente demanda nuevos paradigmas por la arquitectura o las infraestructuras, por productos propios del poder o del mercado. Y sin embargo la ciudad renace cada día, como la vida humana, y nos exige creatividad para inventar las formas deseables para la nueva escala territorial y para combinar la inserción en redes con la construcción de lugares (o recuperación de los existentes). Es preciso superar las visiones unilaterales que enfatizan la ciudad “competitiva” y la ciudad “dispersa” como la única posible en nuestra época. O, en un sentido opuesto, mitificar la ciudad “clásica” y la ciudad “comunidad”, como si fuera posible y deseable el imposible retorno al pasado. No es aceptable tampoco instalarse en la cómoda posición de la consideración tan radicalmente negativa o positiva de la modernidad considerada como un proceso ineluctable que necesariamente arrasa con este pasado.
Hoy la ciudad renace, también políticamente. Es un ámbito de confrontación de valores y de intereses, de formación de proyectos colectivos y de hegemonías, de reivindicación de poder frente al Estado.
La ciudad y el Estado: en y contra el Estado
¿La ciudad contra el Estado? También se ha podido decir “La República contra las ciudades”. Y todo lo contrario: el Estado actual como “república de ciudades” o quizás, como expresa el nuevo federalismo, como democracia territorialmente plural de nuevas-viejas regiones que son hoy sistemas urbanos más o menos polarizados por una capital y/o fuertemente articulados por un conjunto de ciudades-centro. En todo caso se cuestiona la relación tradicional de subordinación de la ciudad al Estado y se propone un nuevo reparto de competencias y de recursos.…
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