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Johannes Vermeer, La joven de la perla, 1665-67

Hace unos días se inauguró una gran exposición de Johannes Vermeer de Delft en el Rijksmuseum de Ámsterdam, en Holanda. Al parecer es la mayor exposición que se ha realizado jamás del pintor holandés, especialmente conocido por sus obras La joven de la perla y La lechera, las dos incluidas entre las 28 piezas que componen la muestra (aproximadamente la mitad de la obra total que realizó el pintor durante toda su vida). Todo esto es interesante como noticia, pero lo que me ha llamado la atención es que esta exposición ya ha agotado, antes de inaugurarse, todas las entradas hasta su clausura en el próximo mes de junio, batiendo todos los récords de asistencia a una exposición temporal (sin contar itinerancias ni prolongaciones del tiempo de exhibición). Esto en un momento en el que los museos suelen permanecer vacíos exposición tras exposición.

Este es un tema que tiene muchas facetas; por un lado, es evidente que Vermeer no es un joven artista emergente de un país como por ejemplo Polonia o Brasil, es decir, absolutamente desconocido para la inmensa mayoría del público posible. Vermeer, como Velázquez, Goya y todos los grandes clásicos, son artistas que garantizan la respuesta del público masivo. Sí, pero son 28 cuadros solamente (o sólo son 28 cuadros), de formatos pequeños, me dirán otros. Sí, pero son piezas diseminadas por los museos más importantes de todo el mundo que en pocas ocasiones se pueden ver reunidas, concluirán los expertos. Sí, pero que antes de empezar ya no haya entradas dice mucho de un interés por el arte de una sociedad culta que sigue considerando el museo como un lugar de aprendizaje, placer y destinado a la experiencia estética como un disfrute excepcional, cierro yo el debate. Pero claro, es un ejemplo de que la sociedad actual no está interesada por el arte que se produce en su tiempo —dirá alguien con ganas de discusión—, sino por el arte del pasado lejano.

Prácticamente ninguna corriente artística ha gozado de un clamor total en la misma época que se desarrolla

Creo que prácticamente ninguna corriente artística ha gozado de un clamor total en la misma época en que se desarrolla; esto es algo que no solo pasa con la creación actual. Ni el impresionismo, ni el expresionismo, ni el surrealismo, ni el expresionismo abstracto, ni el pop, ni por supuesto el conceptual, todos ellos movimientos denostados por crítica y público en su momento y que hoy, sin llegar a las cotas de Vermeer, también puede llenar  —debidamente seleccionadas las obras y los autores— cualquier museo importante.…

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