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Después del diluvio

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desastre

Trabajadores drenando el agua de la Inglett Gallery, Chelsea District, Nueva York.

Dicen que después de la tormenta viene la calma. No hay muchas opciones después de una tormenta, realmente, la calma es casi inevitable, es la opción de poder recuperarse, de respirar, mirar alrededor y evaluar los daños, las pérdidas. Pero, ¿qué viene después del diluvio? Lo que está claro es que acaba la lluvia y queda, una vez más, el desastre. Porque lo que no se dice es que después de una tormenta, con la calma viene también la desgracia, las pérdidas, los desaparecidos. Después del desastre, habría que decir, queda la destrucción.

La información del paso de Sandy (¿es el nombre del personaje de Olivia Newton-John en Grease?) ha ocupado horas de información televisiva

Pero no todos los desastres parecen ser iguales, incluso aunque sea “el mismo desastre”. Hablo, como no, del huracán Sandy, que más que un huracán ha sido una demostración de la existencia de clases sociales, una demostración de lo canalla que se ha vuelto el mundo. La información del paso de Sandy (¿es el nombre del personaje de Olivia Newton-John en Grease?) ha ocupado horas de información televisiva y unos cuantos bosques en papel impreso; hemos visto a Obama con zapatos embarrados visitando el desastre (…después de la tormenta) y haciendo de presidente; hemos visto al alcalde de Nueva York, independiente, y al gobernador de Nueva Jersey, republicano, abrazar al presidente demócrata; hemos visto a los ciudadanos del lugar contarnos que esa casa (apenas un pequeño montón de tablones a sus espaldas) era la casa que habían construido sus abuelos y que siempre había resistido y bla, bla, bla.. Les hemos visto llorar, conformarse, rezar, les hemos oído quejarse de que se anule la maratón de Nueva York (gran desastre histórico), y hemos sabido desde el primer momento que todo se arreglaría, que tenían, más o menos, el apoyo de un país aún rico, detrás de ellos. Detrás de todas sus tormentas.

Y todo ese ruido mediático nos ha hecho olvidar que ese mismo Sandy había pasado unas horas antes por los reinos de la miseria, como Haití o Santo Domingo, y sobre Cuba. Dejando cientos de muertos y más ruina, más desastre, más desesperación, más imposibilidad de superar la pobreza detrás de ellos. Aquí no hemos visto a casi nadie, ni alcaldes, ni presidentes, ni gobernadores, ni recuerdos de la abuela, ni maratones suspendidas… ¿Qué hay después del Diluvio? Parece ser que no hay lo mismo en todas partes.…

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