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El silencio es cosa del pasado

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Romare Bearden, Domingo después del sermón, 1969. © Romare Bearden, VEGAP, Madrid

El pasado 24 de junio pude asistir a la inauguración en el museo Thyssen-Bornemisza de la exposición La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza, comisariada por Juan Ángel López-Manzanares, comisario del museo, Alba Campo Rosillo, Andrea Pacheco y Yeison F. García López. Nunca en un museo de este tipo en España había visto a tantas personas racializadas en una inauguración, lo cual es relevante, creo, al menos en dos sentidos. Por un lado, revela (por si quedaban dudas) de una forma bastante vergonzante quiénes forman parte de la élite cultural más o menos conservadora, pero también de esa élite cultural autoproclamada progresista. Y por otro, algo que en este contexto considero crucial para pensar los museos en clave de una posible y deseable memoria colonial (porque tampoco es que nos sirva cualquier memoria): la hospitalidad de los museos. ¿Para quiénes son las salas del museo espacios habitables y para quiénes no si nos paramos a pensar por un momento en que las memorias a las que interpelan y las jerarquías en la organización de estos museos nos pueden expulsar también? Este es un texto sobre la importancia del relato para las reivindicaciones antirracistas y anticoloniales destinadas a hacer justicia y reparar, pero también para pensar el relato como insuficiente si no se entiende que en realidad nunca dejamos de hablar del tiempo presente. Defender cuestiones como la pertenencia a una institución y a una historia que se corresponda con sus complejidades tiene que ver, de hecho, con una posición radical contra toda forma de exclusión y de las desigualdades en el ahora.

Este diálogo, así, crea una impresión de des-silenciamiento de las historias que ya estaban en la colección, pero no en su centro

Aunque esta exposición llega en un momento en el que el debate sobre el papel de los museos en los procesos de reparación del colonialismo y la esclavitud africana atraviesa un pico de cierta visibilidad en medios mayoritarios y movimientos en el ámbito institucional, se trata de un proyecto que comenzó a imaginarse en 2019. Ese año se celebró en Kioto la 25ª conferencia general del ICOM (International Council of Museums), que llevó por título “Museos como ejes culturales: el futuro de las tradiciones”. En esa conferencia, a la que acudió López-Manzanares, se discutió precisamente sobre las posibilidades y compromisos de los museos en unas sociedades, las actuales, las nuestras, vaya, asumidas como “diversas”. La cuestión, pienso yo, no es únicamente (y eso que no es poco) si una sociedad es o no “diversa”, puesto que esas cuestiones (corporalidades, sexualidades, capacidades, etc.)…

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