post_type:dossier
Array ( [0] => 90860 [1] => 90861 [2] => 90862 [3] => 90863 [4] => 90864 [5] => 90865 [6] => 90866 ) 1
size_articulos_ids: 7
Current ID: 90861
Current pos: 1
Articulo anterior: La máquina y su sombra
Articulo siguiente: Entrevista con Hiroshi Sugimoto
prevID: 90860
nextID: 90862
anterior

Hiroshi Sugimoto

siguiente
Hiroshi Sugimoto. Mathematical Form, Surface 0003, 2004. Courtesy of the artist and Fraenkel Gallery, San Francisco.

Conceptual Forms

La estética del conocimiento en escayola

Hace unos ciento cincuenta años, la investigación matemática condujo a la creación de una impresionante serie de modelos estereométricos realizados en escayola. Transformados en modelos tridimensionales, la superficie romana de Steiner, la superficie diagonal de Clebsch, la superficie de Kummer o las superficies de Rodenberg de tercer orden, sirvieron de vehículos para ilustrar fórmulas nuevas, en gran medida incomprensibles. Los modelos fueron rápidamente adoptados por institutos de matemáticas y de ciencias naturales, o se incorporaron a colecciones más amplias conservadas en universidades. De 1877 en adelante, estos modelos de escayola salieron a la venta en Darmstadt, y a partir de 1904, una empresa editorial de Halle an der Saale, y más delante de Leipzig, presentó, en un libro adjunto a la colección, una gama que entonces se componía de varias docenas de objetos. Alrededor de 1911, este material pedagógico escultórico parece haber alcanzado las cuarenta series en Alemania, y haber abarcado casi cuatrocientos artículos independientes. Al mismo tiempo, en Francia, se ofrecían construcciones comparables fabricadas en madera y alambre. En el ínterin, éstas últimas se han incorporado a la colección del Palais de la Découverte, en condición de piezas singulares. Hace unos veinte años, Gerd Fischer investigó la producción de tan curiosas estructuras en Alemania, centrándose en especial en las más de mil piezas didácticas matemáticas que todavía pertenecen a la Universidad de Gotinga. Algunos de estos objetos ya habían sido fotografiados en blanco y negro en el momento de su fabricación. Fischer supone que el interés por estos costosos modelos decayó con el estallido de la Gran Guerra. Fenómeno que se vio acompañado después de 1914 por el auge de enfoques de las matemáticas más generales y abstractos, lo que significa que la desaparición de las imágenes de escayola es parcialmente atribuible al progreso científico.

Al alborear del siglo XX, estos modelos matemáticos también hallaron el camino que los llevó desde Alemania a la Universidad de Tokio. Allí los descubrió Hiroshi Sugimoto con la ayuda de un amigo que tenía en el Museo de la Universidad. Habiendo ya experimentado las representaciones científicas en el Museo de Historia Natural de Nueva York treinta años atrás como una muestra de onirismo, y habiendo una vez tras otra apuntado a las vitrinas tridimensionales de vidrio o “dioramas”, considerándolas como polvorientos decorados cinematográficos y, en consecuencia, como falsificaciones, fijó su mirada en otro capítulo del intelecto humano, las Mathematical Forms, las Geometric Forms y las Mechanical Forms.…

Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO

Suscríbete