Hay ocasiones en que la entrevista se vuelve un ejercicio tortuoso, más dificultoso que subir trepando por la pared de un rocódromo sin aprendizaje previo. Esto sucede cuando lo que debiera ser una charla fluida se convierte —súbitamente o quizás desde el inicio— en un martirio absoluto, en un acto de sufrimiento para el entrevistador, que trata de generar un diálogo de interés y un ambiente de complicidad, pero también para el entrevistado, que no se encuentra cómodo por lo que fuere. En estos casos, más vale armarse de paciencia y tratar de pasear estratégicamente el terreno árido de la entrevista con la mayor ligereza y agudeza, pisando los senderos adecuados y rehuyendo las arenas movedizas. Con Agustín Pérez Rubio (Valencia, 1972), a quien entrevistaba el pasado 30 de junio en la silenciosa cafetería de un conocido hotel próximo a la estación de Atocha, no sucedió ni por asomo nada de lo anteriormente comentado. En este caso se trataba, más bien, de alguien que habla fluida y apasionadamente de su trabajo sin temor y sin tapujos: desbordante, riguroso, inteligente, punzante.
La figura de Agustín Pérez Rubio suena especialmente estos días en la esfera mediática dado que, hace poco más de un mes, conocíamos la noticia de que el comisario valenciano había sido escogido para ser el curator del Pabellón de España de la próxima Bienal de Arte de Venecia (2024), cuya protagonista será la artista hispano-peruana Sandra Gamarra con el proyecto expositivo Pinacoteca migrante. Más allá del ruido generado por estas noticias recientes —sobre cuyas cuestiones prefería el curador no centrar la conversación—, Agustín es un profesional destacado en el mundo del arte contemporáneo, con una considerable trayectoria ligada al trabajo en museos y al comisariado, tanto a nivel nacional como internacional.
Vinculado durante una extensa etapa de su carrera al MUSAC de León, comenzaría en esta institución primero como comisario jefe (2003-2008) y luego como director (2009-2013), tras suceder a Rafael Doctor. Más adelante, desde mayo de 2014 hasta junio de 2018, sería director artístico del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). En noviembre de 2019, fue además nombrado como uno de los nuevos miembros de la Junta del International Committee for Museums and Collections of Modern Art (CIMAM) —institución que, por cierto, este noviembre de 2023 celebra su conferencia anual, centrada en pensar las potencialidades y horizontes del “museo co-creativo”–. Durante ese mismo año, 2019, Agustín fue curador del Pabellón de Chile en la 58ª Bienal de Venecia, mientras trabajaba preparando la 11ª Bienal de Berlín (celebrada en 2020), de la que también fue comisario.…
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