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Daniel Buren: “¡Nunca he aceptado ningún compromiso y no pienso aceptar ninguno!”

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Manifestation 1 : Buren, Mosset, Parmentier, Toroni, 18ème Salon de la Jeune Peinture, Musée d'art moderne de la Ville de Paris, 3 janvier 1967, Paris. Détail. © DB-ADAGP Paris – Photo : Bernard Boyer

Si algo podemos destacar en Daniel Buren (Boulogne-Billancourt, Francia, 1938) no es solo que sea uno de los artistas más conocidos de la escena internacional, sino que su obra es reconocida tanto por público especializado como por los viandantes de un buen número de ciudades por todo el mundo. Sus intervenciones y obra han seguido una trayectoria consecuente e inamovible, como la forma inalterable de sus bandas de colores alternadas en blanco a lo largo de su dilatada carrera, que cuenta ya con más de cincuenta años. Un icono (artista y obra) que nos da una lección sobre los mecanismos que mueven el mundo del arte y todos sus agentes, planteando esenciales interrogantes. Sobre el origen de su obra, su trayectoria y reflexiones en torno a los factores que la han motivado nos habla durante nuestro encuentro en Varsovia, ciudad a la que vuelve tras muchísimos años y de la que también comenta, sin pelos en la lengua. Un honor conocerle, un privilegio escucharle.

Inés R. Artola: El pasado año fue el aniversario de Mayo del 68, un momento decisivo en la historia así como en su carrera, ¿qué recuerda de aquel momento?, ¿cómo influyó en su obra?, ¿cree que el mundo ha aprendido algo desde entonces?

Daniel Buren: Los años anteriores al 68 fueron para mí y para algunos de mis colegas un momento en el que decidimos romper con el sistema imperante, del que estábamos completamente hartos y con el que éramos radicalmente críticos. En mi caso, desde 1965 comencé a trabajar de un modo distinto y a adaptarme a una nueva situación, incluso sin saber en qué podría desembocar exactamente. Entonces me propuse muy seriamente crear una especie de grupo formado con diferentes personalidades para trabajar conjuntamente, pues estaba convencido de que era la única posibilidad de hacer algo que tuviera repercusión. Una iniciativa completamente personal hubiese desembocado en un fracaso inevitable. En 1965 me encontraba trabajando en una pequeña isla en el Caribe llamada Saint Croix, en las Islas Vírgenes, distrito constituyente de los Estados Unidos. Ese año estuve en contacto muy cercano con el que fue uno de mis mejores amigos durante mucho tiempo, Michel Parmentier, y con el que compartía ideas muy parecidas incluyendo la de la creación de un grupo para trabajar en París de un modo efectivo.

La obra de Daniel Buren es reconocida tanto por público especializado como por los viandantes de un buen número de ciudades por todo el mundo

A esto he de añadir la “rabia” que compartíamos frente a la situación política en un amplio sentido y frente a la situación del arte por otro lado, situación que había provocado que Francia estuviera desde la segunda guerra inmersa continuamente en guerras coloniales por todo el mundo (desde Madagascar a Indochina, después en Argelia) que crearon tendencias negativas dentro de la capital.…

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