El uniforme como catalizador del fetichismo nace de las jerarquías interpersonales de poder intrínsecamente creadas por este tipo de traje. Superior y subordinado. Amo y sirviente. La idea de “quién controla a quién” está grabada en el uniforme en virtud de sus declaraciones simbólicas. A diferencia de los demás sistemas de signos, las prendas de vestir y los adornos hablan con su sola presencia. En el nivel más simple, el uniforme representa la validación de la pertenencia a un determinado grupo. La persona que lo viste se somete al control. Los uniformes abandonan la individualidad y abrazan el anonimato definido por la dominación y la sumisión, elementos fundamentales característicos del juego de roles fetichista.
Igual que los afrodisíacos, las connotaciones sexuales del uniforme contribuyen a aumentar el deseo. El uniforme no sólo posee la tendencia a acentuar ciertos atributos físicos, mejorando el atractivo sexual en su conjunto, sino que recibe, además, el impulso de la mitología de los estereotipos difundidos por la cultura popular: el soldado valeroso o la colegiala inocente inmortalizados por la fotografía y el cine. El fetichismo subvierte estas ideas establecidas, y de la corrupción del ideal se obtiene placer sexual.
La relación recíproca entre poder y falta de poder se ve reforzada por los signos sartoriales contenidos en el uniforme; se trata de indicaciones visuales que revelan el estatus y el rango. Estos códigos actúan como recordatorios explícitos de la organización jerárquica, donde la autoridad no encuentra rival. En el fetichismo, la fantasía gira en torno a la política del poder de la autoridad, donde mandan unos pocos y los demás obedecen.
Posiblemente el uniforme fetichista más popular sea el de los cuerpos militares. Los uniformes militares evocan tradicionalmente la disciplina y el honor. Sin embargo, bajo la superficie de pompa y circunstancia, se oculta una realidad de violencia y agresión. Valerie Steele, historiadora de la moda, destaca: “Los soldados pueden disparar y apuñalar sin restricciones. Las connotaciones eróticas de los uniformes militares derivan, en parte, de la excitación sexual que muchos asocian a la violencia…”.…
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