post_type:texto_central
Array ( [0] => 90194 [1] => 90195 [2] => 90196 [3] => 90197 [4] => 90198 ) 1
size_articulos_ids: 5
Current ID: 90196
Current pos: 2
Articulo anterior: ¡Destruir!
Articulo siguiente: De funcionarios a profesionales
prevID: 90195
nextID: 90197
anterior

Razón y deseo: sobre fetichismo

siguiente
fetichismo

Marie Cosindas. Sailors, Key West, 1966. Courtesy of Robert Klein Gallery, Boston.

El uniforme como catalizador del fetichismo nace de las jerarquías interpersonales de poder intrínsecamente creadas por este tipo de traje. Superior y subordinado. Amo y sirviente. La idea de “quién controla a quién” está grabada en el uniforme en virtud de sus declaraciones simbólicas. A diferencia de los demás sistemas de signos, las prendas de vestir y los adornos hablan con su sola presencia. En el nivel más simple, el uniforme representa la validación de la pertenencia a un determinado grupo. La persona que lo viste se somete al control. Los uniformes abandonan la individualidad y abrazan el anonimato definido por la dominación y la sumisión, elementos fundamentales característicos del juego de roles fetichista.

Illustration
Illustration
Vanessa Beecroft. vb58, 2005. Courtesy of Galleria Lia Rumma, Naples/Milan.
Illustration
Evelyn Hofer. Anna and Emma, The Royal Hibernian Hotel, Dublin, 1966. Courtesy of the artist and RoseGallery, Santa Monica.

Igual que los afrodisíacos, las connotaciones sexuales del uniforme contribuyen a aumentar el deseo. El uniforme no sólo posee la tendencia a acentuar ciertos atributos físicos, mejorando el atractivo sexual en su conjunto, sino que recibe, además, el impulso de la mitología de los estereotipos difundidos por la cultura popular: el soldado valeroso o la colegiala inocente inmortalizados por la fotografía y el cine. El fetichismo subvierte estas ideas establecidas, y de la corrupción del ideal se obtiene placer sexual.

La relación recíproca entre poder y falta de poder se ve reforzada por los signos sartoriales contenidos en el uniforme; se trata de indicaciones visuales que revelan el estatus y el rango. Estos códigos actúan como recordatorios explícitos de la organización jerárquica, donde la autoridad no encuentra rival. En el fetichismo, la fantasía gira en torno a la política del poder de la autoridad, donde mandan unos pocos y los demás obedecen.

Illustration
Vanessa Beecroft. vb42. Intrepid, The Silent Service. Intrepid Sea Air Space Museum, New York, 2000. Courtesy of Galleria Lia Rumma, Naples/Milan.
Illustration
Vanessa Beecroft. vb39. Museum of Contemporary Art, San Diego, 1999. Courtesy of Galleria Lia Rumma, Naples/Milan.

Posiblemente el uniforme fetichista más popular sea el de los cuerpos militares. Los uniformes militares evocan tradicionalmente la disciplina y el honor. Sin embargo, bajo la superficie de pompa y circunstancia, se oculta una realidad de violencia y agresión. Valerie Steele, historiadora de la moda, destaca: “Los soldados pueden disparar y apuñalar sin restricciones. Las connotaciones eróticas de los uniformes militares derivan, en parte, de la excitación sexual que muchos asocian a la violencia…”.…

Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO

Suscríbete