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Las posibles historias de Coco Chanel

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Es difícil proponerse hacer un recorrido por la vida de Gabrielle “Coco” Chanel (1883-1971), alguien que supo crearse a sí misma y a su propio mito, abriendo la puerta a mil historias sobre sus orígenes. Coco Chanel se ha convertido en un personaje fascinante, de mil caras, cuya infancia se esconde tras un halo de misterio, tristeza y abandono. Un personaje casi de ficción, cuyos primeros testimonios fidedignos corresponden a su edad adulta: esas fotografías en blanco y negro que nos muestran a una rara avis vestida con ropa masculina, delgada y sonriente, cuya mirada indicaba una obstinación que superaría con creces a sus capacidades creativas o intelectuales. Como mujer su única vocación fue el triunfo y el afán de lucha contra un pasado a borrar definitivamente, vocación que le llevó a crearse un nuevo nombre: Coco y una marca: Chanel, que perduraría en el tiempo. La niña, huérfana de madre, depositada en el hospicio de Obazine y separada de sus hermanos durante grandes temporadas, nunca perdonará el abandono. El negro luto se impone en su vida desde muy temprano, así como la sobriedad monacal y la exclusión de todo capricho. Todos ellos elementos propios de los que serían sus creaciones de moda tan sólo una década después. Sus vivencias y su detenida atención a los pequeños detalles de la realidad que le rodeaba, al igual que para un escritor o para un artista, eran imbuidos como inspiración perfecta para su trabajo, para su obra. Esta equivalencia con el mundo de las artes no sería del gusto de Coco, que contemplaba sus creaciones más como una artesanía, una necesidad efímera: la moda. Sus vestidos, complementos y aromas tornaron de moda a estilo en muy poco tiempo.

La niña-adolescente, que creció en el campo y se educó entre los gruesos muros de piedra, no descubre hasta los dieciocho años la vida en la ciudad, cuando marcha a la pequeña ciudad de Moulins como costurera junto a su joven tía y amiga Adrienne. En esos momentos, Gabrielle descubre la que sería su primera vocación: quiere triunfar como cantante de cabaret y “Qui qu’a vu Coco dans le Trocadéro?” sería uno de sus clásicos en las noches de la Rotonde y el origen de su nuevo yo: “Coco”. Sin embargo, su éxito en el mundo del cabaret fue bastante limitado y Grabielle Chanel encuentra en Étienne Balsan una vía de escape, un plaboy rico que la acogerá en su palacio Royallieu; le dará la llave para París; le financiará sus primeros pasos en la moda como diseñadora de sombreros y le presentará a Arthur “Boy” Capel, su gran amor.

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