Me he aproximado al tema de la mirada femenina en la fotografía con precaución, sin dejarme llevar por prejuicios, ni a favor ni en contra. Comienzo en los orígenes de éstos casi doscientos años transcurridos desde la invención de la fotografía porque desde el principio hubo mujeres fotógrafas. Lo primero que constato es que muchas de aquellas pioneras entraron en el medio fotográfico del brazo de sus maridos, a veces del padre e incluso del hermano, aunque también muchas otras lo hicieron por sí mismas, solas. Estos primeros tiempos de la fotografía fueron los más lentos. Los años que ocupan el siglo XIX fueron invertidos casi en su totalidad en el desarrollo y perfeccionamiento de las técnicas de impresión y revelado y en el descubrimiento de los materiales más aptos para conseguir fotografías con imágenes de una cierta calidad.
En sus inicios la fotografía no era un arte, no estaba considerada como tal. Era un invento mecánico, mimético, que servía para reproducir la realidad; quizás se la pudiese considerar como un adelanto más de la ciencia. Este carácter de no-arte es lo que pudo determinar en aquellos momentos que fuese un mundo abierto a todos, porque estaba en construcción, no había rivalidades artísticas, no se competía en ningún campo de las llamadas Bellas Artes. Pocos eran los que se aventuraban por el nuevo invento técnico. De momento, no había nada más. La joven fotografía era un mundo en el que no había nada que defender contra intrusos y menos aún contra las hipotéticas intrusas. Que entrasen, no importaba hombre o mujer, había sitio para todos. Aún no existía un mundo ni cerrado, ni masculinizado, ni clasista, ni de cenáculos. Se estaba aprendiendo a transitar por senderos aún por descubrir.
En sus inicios la fotografía no era un arte, no estaba considerada como tal
Las pioneras, poco conocidas por la historia, entraron en la fotografía, como ya hemos apuntado, en su mayoría como ayudantes y apoyos de sus maridos u otro hombre de la familia. El objetivo era entrar en la fotografía para desarrollar una profesión, un negocio. Hasta casi acabar el siglo diecinueve pocas fueron las veleidades artísticas del medio fotográfico. Nació como una criatura que jamás podría ni competir, ni superar a la pintura. Ya se alzaron contra ella y lo dejaron muy claro personalidades relevantes de la cultura francesa del momento y no sólo Baudelaire y Lamartine, como ya es conocido de todos.…
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