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Fragmento de: Magali Lara. Bitácora, de la serie Intemperie, 2014. Libro de artista 112, página 13. Cortesía de la artista.

Museo público 1: ¡Oh! Y ahora, ¿Quién podrá defenderme?

Mercado 1: Lo siento, el Chapulín Colorado ha muerto y al parecer nadie anda interesado en encarnar su carismática figura protectora.

Público 1: ¿Y dónde quedó la Yayoi? Sin selfie no hay diversión.

Artista 1: Si tan solo pudiera exhibir mis obras en este museo… seguro vendería bien y hasta podría vivir de mi noble quehacer.

Vayamos en busca de la polémica e intentemos animarla. Tarea compleja, los analistas cuentan que ha estado “depre” con tanta fina remembranza del 68.

¿Cuál es el estado de la relación entre los museos públicos y el mercado del arte, representado básicamente por galerías, ferias y coleccionistas? Limitemos la pregunta a México lindo y querido para aspirar a apretar un poquito. Busquemos algunas pistas sobre la pregunta planteada con un juego, una sopa de adjetivos al más puro estilo de examen escolar de opción múltiple:

a) Aburrido

b) Sano, estúpido, boreal

c) Ecléctico, entonado, ciego e inestable

d) Corrupto, putrefacto, porno e inmaduro

e) Complejo, fructífero, ranchero

f) Nulo, exuberante, embarullado, garboso, cerebral, fifí, complementario, verde y vesánico

g) Esquismogenético

Demasiadas posibilidades en el aire. Sin embargo, podemos decir lo siguiente: dicha relación es casi normal. Sí, bastante congruente al tremendo vacío de políticas públicas y de programas a largo plazo que otorguen a los museos al menos una mediana solidez y un carácter verdaderamente institucionales… institu… ¿Qué? Ante esta grave y significativa carencia, la suerte de los museos recae en gran medida en los gustos y aspiraciones particulares del director o curador en turno y en su comprensión personal de lo que pudiéramos entender como: ÉTICA PROFESIONAL, CONFLICTO DE INTERÉS, DESCARO, BUENA ONDA, POSTURA COOL ANTE EL DESASTRE, CINISMO SIN FRONTERAS. De tal forma, el museo público se privatiza en el sentido más cavernícola del término y deviene la arena perfecta, el trampolín de ensueño para la autopromoción profesional y la consolidación de un potente networking para quienes son invitados a departir y compartir.

Illustration
Magali Lara. Bitácora, de la serie Intemperie, 2014. Libro de artista 112, página 13. Cortesía de la artista.

Sí, sé que está trillado pero no puedo dejar de recordar a Louis XIV y su categórica afirmación: L’État c’est moi! Oui, oui, c’est vrai. De igual modo hay quienes manejan los museos o espacios de exhibición públicos enunciando y practicando si tapujo alguno: L’Instititution c’est moi. Oui, oui, pas de problème.…

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