Fragmentos del capítulo 5 del libro de Paul Jay Les conserves de Nicephore. (Société des Amis du Musée Nicephore Nièpce, Chalon sur Saône 1992).
“Los espejos son puertas a través de las que la muerte va y viene.”
JEAN COCTEAU
“Interrogar al espejo es dejarse ir en el vértigo de una exploración de uno mismo que no tendría fin.”
GILLE PERRIOT
BLANCANIEVES
La primera cosa sorprendente en este cuento de Grimm es el espejo de la madrastra. He aquí un espejo que no puede mentir: esto es banal y válido para todos los espejos, lo que es más sorprendente es que tenemos ya ahí, antes del daguerrotipo, ‘un espejo que recuerda’ (la belleza de Blancanieves).
Todo el problema de la madrastra viene derivado de que el espejo no puede fijar ni su juventud ni su belleza: al hilo del tiempo le dice que envejece y que otras, como Blancanieves, son más jóvenes y más bellas. Y es eso lo que no puede soportar.
La decoración en blanco y negro está bien plantada.
1. Es el invierno y nieva: “Los copos descendían del cielo como plumas y lanilla”. He ahí el ‘blanco’.
2. “Una reina se encuentra sentada y cose delante de una ventana enmarcada en madera de ébano negra y profunda”. He ahí el ‘negro’… y el autor insiste: se trata del negro ‘profundo’ de la madera de ébano. Y aún más, este negro sirve de marco a la ventana. Así la ventana es ya espejo. Ella contiene el cuadro precioso, las variaciones de blanco y negro, etc. y como el espejo, es umbral y –Platón lo ha dicho ya- pasaje entre dos mundos.
3. También hay ‘sangre’. La reina en efecto se pincha y tres gotas de sangre caen sobre la nieve… la muerte se esconde ahí en alguna parte.
Todo esto provoca el deseo de desdoblamiento. Y el desdoblamiento puede ser signo de desaparición: el reflejo en el agua se borra (Narciso). Es también y al contrario, como en la Biblia, signo de eternidad. El desdoblamiento es entonces aquel del alumbramiento: “Verás a los hijos de tus hijos”, “Oh! Si yo pudiera tener una hija tan blanca como la nieve, de labios tan carmín como la sangre y de cabellos tan negros como el ébano de esta ventana!”.…
Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO
Suscríbete