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De funcionarios a profesionales

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uniformes

Ingar Krauss. Untitled (In a Russian Juvenile Prison), 2003. Courtesy of the artist and Marvelli Gallery, New York.

Si te encuentras en cualquier lugar del mundo y entras en un restaurante de comida rápida, seguramente te atenderá una persona tocada con un rarísimo gorro de papel, a juego con un curioso traje compuesto de camisa, pantalones y chaqueta a rayas. Este atuendo tan poco adecuado para la vida diaria nos permite identificar de inmediato a esa persona como empleado de la cadena. Lo que hoy puede descartarse por su pobre estilo corporativo tiene su origen en un importante hecho histórico. Los uniformes del funcionariado y los utilizados en la vida laboral constituyen dos sistemas de signos que permitieron a las sociedades premoderna y moderna organizarse y establecer orden. El vestido es la piel simbólica con la que nos adornamos, no sólo para protegernos de los elementos, sino para crear una representación de creencias culturales y estatus social. El uni-forme establece una frontera, divide a las personas en dos grupos, el de los uniformados y los no uniformados, produciendo así inclusiones y exclusiones. Pero los uniformes cumplen muchas otras funciones.

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Zwelethu Mthethwa. Untitled. Gold Mine series, 2005. Courtesy of Galería Oliva Arauna, Madrid.
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Zwelethu Mthethwa. Untitled. Gold Mine series, 2005. Courtesy of Galería Oliva Arauna, Madrid.
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Elliott Erwitt. Worker with Tools, 2002. Magnum/Contacto.

El uniforme se usó por primera vez en Europa y Asia a finales de la baja Edad Media y principios de la Moderna. La llegada de la pólvora contribuyó a que los uniformes identificables por colores fuesen un elemento esencial de los ejércitos. El humo producido por la pólvora en el curso de las batallas dificultaba la orientación de los soldados y, de este modo, los uniformes de colores vivos se introdujeron para ayudar a diferenciar al enemigo del compañero. En el siglo XIX la situación del sector civil cambió de forma radical. Durante la fundación de las naciones-estado los uniformes de los funcionarios pasaron a ser un elemento omnipresente. En ese mismo período, la moda experimentó una gran transformación, inventó nuevas formas de vestir y contribuyó así a construir una estructura social con una identidad visual decisiva. Antes de esta revolución en el mundo de la indumentaria, el vestido obedecía a las reglas de la profesión, y las normas dictadas por la moda regulaban lo que podían y debían ponerse los distintos sectores de la población. La moda, tal como la entendemos hoy, en el sentido de sistema de creación de nuevas tendencias que cambia periódicamente, existía a finales del siglo XVIII casi exclusivamente en las cortes aristocráticas.

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