post_type:texto_central
Array ( [0] => 94798 [1] => 94799 [2] => 94800 [3] => 94801 [4] => 94802 [5] => 94803 [6] => 94804 ) 1
size_articulos_ids: 7
Current ID: 94800
Current pos: 2
Articulo anterior: Comprar
Articulo siguiente: Cocinar
prevID: 94799
nextID: 94801
anterior

Breve historia de la imagen de la comida

siguiente

Jason Hindley. Untitled series, 2007. Courtesy of the artist.

Hay fotografías que nos recuerdan que se pasa hambre, otras que nos abren el apetito hasta la salivación y algunas que hasta nos lo quitan. El valor de la comida ha ido cambiando y con ello sus representaciones. A través de una degustación de imágenes de alimentos iremos picoteando por periodos glotones, saludables, grasientos, deliciosos y hasta anoréxicos para comprender quiénes somos y cómo vivimos.

Las primeras fotografías de Niepce, Talbot y Fenton eran glotonas porque reproducían el esquema de los pintores clásicos. A partir de los viajes y colonizaciones de los europeos hacia otros continentes la pintura de comida se convirtió en el reflejo de una sociedad enriquecida por el espolio de recursos naturales. Los bodegones comenzaron a ser iconos de la primera sociedad de la súper-abundancia. Apelando al placer y al deseo nos invitaban a descubrir el mundo y a comérnoslo con los ojos. La historia de la fotografía podría haber cambiado su contenido, pero en sus orígenes simplemente se limitó a copiarlos.

Las primeras representaciones fotográficas de alimentos eran radicalmente diferentes a los bodegones barrocos

En la fotografía contemporánea siguen existiendo muchas representaciones de comida neobarrocas pero autores como Ori Gerst o Sam Taylor-Wood han revitalizado este género presentando naturalezas vivas que se extinguen o se descomponen. En ellas es captado el instante decisivo que separa la vida de la muerte y que contrapone la quietud con el movimiento. Sin embargo la pintura de alimentos sigue siendo una naturaleza muerta que representa ese falso “instante durativo” que es contrario al propio proceso pictórico en el que las viandas se pudren en el transcurso de producción. Pero la fotografía no sólo materializaba la captación del único momento en que el membrillo era iluminado por un rayo divino, sino que también modificó el criterio estético del detalle y la nitidez pictóricos. Las primeras representaciones fotográficas de alimentos eran radicalmente diferentes a los bodegones barrocos por su naturaleza argentaria, ya que estaban más cerca de la pintura impresionista que de la tradición pictórica hiperrealista. Es decir, que la fotografía aportó al medio soltura técnica y también de contenido, liberando a los bodegones de la referencialidad y de la necesidad de contener significados moralizantes.

Illustration
Jason Hindley. Plastic Hotdog, Plastic Food series, 2009. Courtesy of the artist.

En los años 30 aparecieron bastantes representaciones de comida en la iconografía de las vanguardias, coincidiendo con lo que podríamos llamar, en la historia de la fotografía, la edad de oro de los huevos.…

Este artículo es para suscriptores de ARCHIVO

Suscríbete