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Tengo una duda

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Franz von Stuck, Sisifo, 1920
Franz von Stuck, Sisifo, 1920

Para los que no escriben escribir es muy sencillo, basta con saber leer. A los que escriben como aficionados o puntuales colaboradores de cualquier medio (un catálogo de algún amigo, una presentación de algún libro, una carta a la sección de “cartas al director” en algún diario…) escribir puede parecerles un ejercicio interesante. Para los que vivimos de escribir resulta muchas veces un tormento, una especie de maldición. No se trata del miedo al folio en blanco, un absurdo propio de alguien que nunca escribió como forma de vida.

Además, hoy ya no hay folios, nadie que se pueda llamar a sí mismo profesional de la escritura escribe a mano o máquina, nos ponemos frente a un ordenador, de mesa o portátil, con una pantalla que les aseguro que es mucho peor que un folio en blanco, y lo digo porque yo he llenado muchos folios en blanco y nunca he sentido ninguna presión, pero frente a una pantalla encendida espero que en cualquier momento una voz me insulte desde el fondo de ese luminoso vacío que te observa (*). O que simplemente se apague la pantalla y todo lo que haya llegado a escribir o incluso a pensar se borre totalmente y nunca más pueda recuperarlo, nunca regrese de ese abismo lechoso de mis pantallas, ni tampoco del pozo negro que es la falta de memoria.

Llevo toda la vida escribiendo columnas como esta, textos similares al que tiene frente a usted en alguna pequeña o gran pantallita. Las he escrito para publicaciones diarias, semanales, mensuales, trimestrales, anuales… y ahora para medios digitales con una periodicidad fantasma ya que una vez escritos están siempre ahí, a mano. Esto te da mayor responsabilidad, porque en el fondo todo escritor tiene la eterna duda, sea famoso o desconocido, escriba para cualquier medio con la periodicidad que sea, de si lo que escribe le interesa realmente a alguien.

Hablamos de lo que sucede, de lo que pasa y resulta que sucede siempre lo mismo, que lo que pasa hoy ya pasó el otro día

Al final eso acaba por no importarte ni preocuparte, total por lo que te pagan (a fecha de hoy un diario español puede pagar 80 euros por cuatro folios nunca antes escritos ni leídos ni pensados por nadie antes que por ti) ya sabes que realmente no vale nada, que harías mejor buscándote la vida por otro lado. Pero bueno, para muchos ya es tarde, es decir, para muchos siempre fue tarde.…

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