El pasado domingo 23 de octubre (2022), un par de jóvenes activistas del grupo alemán Nueva Generación lanzaron contra el cuadro de Monet (Los almiares) una pasta líquida que resultó ser puré de patata. Hace apenas una semana antes, dos chicas, miembros del grupo Stop Oil, lanzaban un bote, su contenido más concretamente, sobre el cuadro de Van Gogh Los Girasoles. El cuadro de Monet está en el Museo Barberini, en Potsdam, Alemania. El de Van Gogh en la National Gallery de Londres. Los dos cuadros son paisajes. Los dos ataques se realizaron como un acto de protesta contra la degradación del clima.
Los dos artistas, autores de sendas obras fueron, además de artistas icónicos de la historia del arte, grandes amantes de la naturaleza. Los dos vivieron en íntima relación con el paisaje. El paisaje es una parte central de sus obras. No puedo entender la relación ni el porqué de estos dos actos que pretenden ser antisistema, revolucionarios, radicales, contra unos artistas que en este aspecto son completamente inocentes. Actos que, al final, no han sido ni siquiera peligrosos para las pinturas. Han sido como un quiero y no puedo, o como una llamada de atención que no ha causado más que una especie de incredulidad. ¿Estamos tontos?
Un coleccionista podría responderles que depende de que pintura, un político diría que según que vidas
Yo les propondría a estos cuatro jóvenes, sin duda con estudios y me atrevería a adelantar que de familias con una situación social y económica bien balanceada, que, si quieren llamar la atención, se reúnan en una plaza importante de una gran ciudad, que convoquen a toda la comunidad de internet posible, y que mientras sus amigos y compañeros de grupos radicales les graban y les suben a las redes sociales en vivo y directo, rocíen con gasolina (sí, ya sé que es cara, pero no hace falta mucha) sus jóvenes cuerpos y se prendan fuego a lo bonzo. Esto siempre ha dado resultado.
Ellos, al menos las de tomate Heinz en Londres, preguntaban histéricamente, seguramente excitadas por el asombroso hecho de lanzar tomate triturado o sopa de tomate (no está muy claro) contra un cuadro histórico y de un valor millonario, que “¿Qué importa más, un cuadro o una vida humana?”. La respuesta puede ser no solo variada, rica en matices, sino que puede esconder diferentes posiciones y respuestas según dónde se realice y quién conteste.…
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