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Si aún quieres ver algo. Date prisa: todo está desapareciendo

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Eva Lootz / Museo Patio Herreriano

Hoy, 14 de octubre del año aciago del 2020, en España se ha cruzado, una vez más, una línea que debería ser respetada. Una autoridad política, el ayuntamiento de una ciudad, Valladolid, actúa con el poder que supuestamente tiene y desmonta la exposición que se expone en el museo de arte contemporáneo de la ciudad: El Museo Patio Herreriano, cuyo director ha sido elegido a través de un concurso público siguiendo las reglas, no de ley, de las buenas practicas en las artes plásticas que supuestamente son de obligado cumplimiento en la gestión y nombramientos en centros públicos. La exposición que se levanta antes de que ni siquiera finalice es de Eva Lootz, Premio Nacional de Artes Plásticas, y una destacada artista nacional. La exposición llevaba el título de Si aún quieres ver algo. Date prisa: todo está desapareciendo. Más que un título una premonición.

Se quita esta exposición en contra de la opinión del director del museo, que queda así descalificado, desprestigiado, ninguneado y de alguna manera insultado. Y se quita para poner otra, a toda prisa, de uno de esos artistas mediocres que pueblan las ciudades y pueblos de todo el mundo. Un artista del que lo mejor que se puede decir desde una perspectiva estética y artística es que es eso, mediocre, desfasado, anacrónico, sin ningún interés estético ni conceptual, decorativo para según qué gustos. Y no se trata de un juicio mío subjetivo, es algo en lo que por una vez coincidimos todos los críticos, gestores y artistas que le conocemos. Pero este artista mediocre, del que no merece la pena ni decir el nombre, tiene unas grandes ventajas a nivel social: tiene muy buenos amigos en la política, en los negocios, y en cierta derecha aficionada a hacer favores a los amigos a cambio de otros favores. Hoy por ti, mañana por mí. Ya saben a lo que me refiero. La excusa para este atraco con nocturnidad y alevosía es que es un aniversario de la ONU y que este artista/decorador tiene algún roce circunstancial con la ONU (tal vez en su día regaló un cuadro o varios para decorar alguna sala… pagando otro favor, o invirtiendo en su futuro como ahora se ve).

La desvergüenza con la que se ha realizado esta tropelía, con los medios criticándolo, las asociaciones de directores, de artistas, y otras, pidiendo un poco de calma, un poco de sentido común, de respeto a las leyes y las reglas, a su director y al propio museo, han sido no solo desoídas, sino burladas.…

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