anterior

¿Qué hay de nuevo?

siguiente
Francis Picabia, La Nuit espagnole (The Spanish Night), 1922 (detalle). Museum Ludwig, Cologne.

Normalmente esta pregunta no está pidiendo respuesta. Es una forma coloquial de saludo. ¿Qué tal? ¿Qué pasa? Nada, todo bien, como siempre. Hoy en día casi ninguna pregunta consigue una respuesta. Tal vez por eso vivimos en una época sin dudas, sin cuestionamientos. Sin preguntas. Parece que las cosas son así, como son. Y todos sabemos cómo son las cosas, vienen sucediendo prácticamente igual desde hace ya mucho tiempo. Tanto es así, que algunos, muchos, se creen que es algo nuevo. Una pregunta: ¿estamos en el final de la historia del arte? Hace tanto tiempo que no hay un movimiento nuevo, un gesto, algo diferente, nuevo, realmente radical, que habría que retroceder al siglo pasado, a los años 40, 50. Y eso siendo generosos porque, tal vez, el final se empezó a gestar en las vanguardias de entreguerras… Desde entonces hemos visto el neo pop, el nuevo realismo, la nueva figuración, el neogeometrismo, la transvanguardia, el nuevo expresionismo, los nuevos románticos… las hombreras y el pantalón campana ya los usaron nuestras abuelas, y sin duda los usarán nuestras nietas. Moñetes, coletas, tirabuzones en el pelo de los hombres… los vemos a lo largo de la historia; hombres con zapatos de tacón y medias rosas en el París de Luis XIV, en los piratas del Caribe y del Medio Oriente; el pelo largo ya fue, y afeitarse la cabeza… ¿alguien en la sala se acuerda de Yul Brynner? Él fue el calvo no calvo más sexy de la historia del cine, pero visto desde hoy su acto de afeitarse la cabeza y triunfar como calvo cuando tenía un pelazo espléndido se convierte en un acto propio de los nuevos conceptualismos. Nos plantea la diferencia entre verdad y mentira, real y falso, la representación y la identidad… Vamos, que si ahondamos nos sale una teoría identitaria que roza el decolonialismo. Pero eso ya tampoco es nuevo.

Lo único nuevo hoy es el protagonismo de un mercado lleno de tiburones y pirañas

Y la ropa, la moda… si Balenciaga se levantara de la tumba se volvería llorando a la tierra al ver lo que hacen los diseñadores de hoy bajo su nombre: ropa sin elegancia, para ricas super operadas y raperos macarras. ¿Y la elegancia, y el arte, y la delicadeza del diseño?, ¿dónde están esos vestidos solo para mujeres con buen gusto, y sí, una buena fortuna? Hoy ya el buen gusto y la elegancia no hacen falta, basta con la pasta.…

Este artículo es para suscriptores de EXPRESS

Suscríbete