Con el comienzo del año se hace pública la encuesta sobre hábitos de lectura en España, y se compara parcialmente con los de otros países. Con esas estadísticas nos informan de cuánto se lee (poco), de quiénes leen, de quiénes leen más (más las mujeres que los hombres), de si se prefiere leer en papel o en otros soportes electrónicos (sigue ganando el papel por goleada, 79,7 %) pero lo que nunca se pregunta es por qué lee usted o por qué no lee, por qué no lee nunca o por qué lee tanto. Si se lee por placer o si por el contrario sólo se lee por obligación, (estudiantes, investigadores). Seguramente se sabrá si son las novelas tipo best sellers (ya saben, las infinitas sombras de Grey o el último premio escrito por algún locutor de televisión) las que más se leen, o si es poesía lo que leemos, demostrando así que somos un país enamorado y romántico. A mí lo que me gustaría saber es cuál fue aquel libro que le hizo cruzar esa línea invisible y entrar en el club de las personas con imaginación, de aquellas que leen por placer, que leen de pie, en los rincones, cada noche antes de dormir. Por qué llevamos siempre un libro (o dos, o tres…) cuando nos vamos de viaje aunque sólo sea por unos días y de trabajo. Por qué durante años llevamos siempre un libro en algún bolsillo, en el coche, en el bolso. Por qué apilamos en la mesita de noche tanta ansiedad con forma de libro, tantos sueños y aventuras con cuerpo de papel. Nunca entenderé por qué los políticos no leen. Eso puede explicar su falta de sentido del humor, su absoluta carencia de empatía, su casi nula imaginación. Eso explica hasta lo feos que son, y digo feos en un sentido que va más allá de su aspecto físico, en un sentido que sólo los que leen algo más de un libro al trimestre pueden entender. El presidente del gobierno de España, ante la pregunta sobre sus hábitos de lectura respondía que él sólo leía un periódico deportivo. Supongo que no será siempre el mismo, que cada semana será uno nuevo… aunque tal vez sí sea siempre el mismo, un único periódico deportivo a lo largo de años sea su única lectura. Eso sería casi inteligente, al menos original. Pero no, lo que él quiere decir, con esa gracia suya, es que no lee nada más que sobre deporte.…
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