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Baloncesto

Estamos acostumbrados a vivir en medio de una permanente competencia, siempre pendientes de ser más, de tener más éxito, más dinero, más reconocimiento, y no damos importancia a la duración de ese triunfo. Es como si estuviéramos participando siempre en unas olimpiadas en las que estamos obligados a intentar correr más rápido, a saltar más alto, a ser más fuertes cada vez. Eso no está mal para los deportistas, siempre obsesionados por batir un récord mundial cada vez más exiguo. De alguna manera, esa es su justificación, la lógica de su sacrificio: correr los 100 metros cada vez más rápido. Un objetivo corto, nunca mejor dicho. Pero trasladar ese protocolo a la vida del arte, al mundo de la cultura, resulta cuanto menos ridículo. Si miramos la vida de un artista podemos ver que la rapidez, el récord, ese “correr los 100 metros en menos tiempo” no significa realmente nada, pues son muchos los plusmarquistas de un año que son olvidados aún más rápido de lo que se hicieron famosos. Famosos por un día, obras que se volatilizan apenas son creadas. J.C. Hare decía que “los hombres tienen un alto concepto de los que ascienden rápidamente, cuando nada sube tan aprisa como el polvo, la paja y las plumas”.

El error está en esa idea de qué significa realmente el triunfo para un artista, para un intelectual

En esta revista hablamos continuamente de artistas de todas las edades, y procuramos darles a todos y cada uno de ellos su espacio, un lugar en el que puedan mostrar su trabajo o contar sus experiencias, porque creemos que los jóvenes de hoy pueden ser los sabios de mañana. Es cierto que tienen que apuntar maneras, pero el tiempo es el que al final deja ver cómo ha evolucionado un trabajo y una persona. Es muy difícil ver en la obra de alguien que todavía no ha cumplido los cuarenta una trayectoria de ningún tipo, una línea de trabajo. En todo caso se ven maneras, oficio, inteligencia, apuntes de la obra final. Sin embargo, hoy hay que triunfar obligatoriamente antes de esa edad. Con cuarenta ya hay que ser alguien: director de banco, ministro o artista con exposiciones individuales en museos importantes. Tal vez por eso haya más hombres que mujeres entre los artistas que alcanzan ese triunfo. Y los que no lo consiguen continúan trabajando a un ritmo que no es el olímpico, pero que finalmente da mejores resultados.…

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