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Museos zombis

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patrimonio

George Romero. La noche de los muertos vivientes, 1968.

Cuando se habla de patrimonio sólo se piensa en pasado, olvidándose que el patrimonio de mañana es el arte de hoy. Pero eso ya no parece interesar a nadie en las esferas políticas o económicas del país. En estos momentos cruciales para el futuro inmediato de nuestra cultura no solamente estamos asistiendo al desmontaje de las instituciones, sino a la extinción de nuestro patrimonio cultural. Se habla de que debe ser la sociedad civil (nosotros) la que pague la cultura, ¿no la estábamos pagando ya con nuestros impuestos? ¿Quién la pagaba entonces?

Parece que ya nadie se acuerda en la vorágine de la batalla, pero ¿qué ha sido del CDAN? El hasta hace poco modélico proyecto de museo vinculado a la naturaleza y el medio ambiente ahora es un lugar aislado en el que hay que pagar para entrar, sólo abren por las tardes, su personal se ha visto recortado hasta prácticamente la extinción, y en sus paredes una vuelta de tuerca más a la colección fundacional del pintor que donó los terrenos. Su equipo pequeño pero eficaz y de una profesionalidad inusitada se ha desperdigado y el que fue un centro con iniciativas, talleres, centro de documentación, premios a la investigación… ni mantiene las becas ni siquiera mantiene sus suscripciones a las revistas especializadas. Es un museo zombie, está abierto, respira, pero realmente está muerto. ¿No había otra solución? Sabemos que no es cuestión de dinero, pero en estos trajines de recortes se están cargando el patrimonio cultural que nuestros impuestos y nuestros esfuerzos han creado. ¿Alguien se acuerda del DA2 de Salamanca, del CAB de Burgos, del Centro José Guerrero (recuperado y olvidado al mismo tiempo), del IACC de Zaragoza (muerto en el parto), del MAS de Santander, excluido sistemáticamente del reparto de dinero local, del Patio Herreriano de Valladolid, del EACC de Castellón, una de las promesas malogradas del panorama museístico del País Valenciano?

Una buena muestra de que los concursos más o menos limpios no solucionan situaciones aberrantes

Y hay más, muchos más: el invencible MEIAC, que sigue abierto, en una pobreza insultante desde su apertura; Sa Nostra en Palma, TEA en Tenerife (una gran promesa incumplida desde el origen); ¿y el Centro Huarte en Pamplona? Una buena muestra de que los concursos más o menos limpios no solucionan situaciones aberrantes. En el País Vasco KREA desapareció antes de nacer, con un planteamiento no sólo nuevo sino viable, duró lo que un suspiro, porque cuando los proyectos no tienen arraigo en las propias estructuras que los promueven, son apenas un suspiro.…

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