¿Quiénes son los responsables de las colecciones del futuro? Es decir, ¿quiénes son los que compran para los museos, quiénes hacen las colecciones de arte que formarán el patrimonio artístico de las sociedades futuras? Aunque en los museos existen (no en todos) comités de compra que se renuevan cada cierto tiempo, en otros son compras realizadas directamente por la dirección y su equipo de conservadores. En cualquier caso, el responsable último, y yo añadiría que único, de estas compras (al igual que de los programas de exposiciones o de pedagogía, y de todo lo que sucede en el museo, en cualquier museo) es el director. Él, ella, el jefe, esa es la figura hoy que se debe responsabilizar.
Aunque es cierto que si en las sociedades democráticas actuales ningún político parece ser responsable de ninguna gestión (sobre todo si es mala, fallida o simplemente nefasta) no parece que sea razonable pedir responsabilidad en nadie más por debajo del presidente de cualquier gobierno. Pero sí, se debe pedir responsabilidad a todo el que ejerce un puesto de “responsabilidad”.
Hay otras formas de ampliar el patrimonio además de la adquisición directa, como por ejemplo la donación como pago de impuestos. En México esto es ya una costumbre desde Diego Rivera, aunque solo cubren los impuestos por venta de obras, no los generados por otros trabajos o ingresos. Y además parece que la 4T pretende eliminarlos en breve plazo. Pero esto no es así en otros países. Por ejemplo, en España, donde el abuso de “artistas” de poca calidad cediendo obras (a cambio de nada en la mayoría de las veces) a museos públicos solamente para mejorar un currículo inexistente, durante años llenó los almacenes de museos con obras que nunca podrán ser expuestas y que no suponen más que un gasto para el patrimonio de todos.
He visto comprar a directores de grandes museos con su mejor amigo del momento susurrándole al oído, “mira que mono, compra esa foto pequeñita”
Las únicas donaciones que se admiten en España son las de obras de artistas ya consagrados, realizadas por lo general a museos como el Prado o el Reina Sofía por instituciones o herencias de particulares, pero siempre existe la posibilidad de que estas donaciones no sean aceptadas. También pueden dejarse como cesiones temporales, cosa que hacen últimamente con mucha frecuencia algunas colecciones particulares, aunque a veces cobrando importantes sumas como alquiler.
En cualquier caso, el problema es quién decide si la calidad de la obra justifica su aceptación, quién decide sobre la calidad del artista y sobre si su donación cualifica al respecto.…
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