En la década de los 80 del pasado siglo tiene lugar la gran eclosión de los museos y centros de arte contemporáneo en España. Es decir, que a partir de ahora tendremos celebraciones, algunas ya han ido sucediendo, de 20, 30, 25 y otros variados aniversarios. Aniversarios que algunos “falsean” para redondear la edad, y otros para añadir años aún antes de haber existido realmente. Curiosamente para ser más viejos.
Es cierto que otros muchos no llegarán a celebrar nada y que algunos más no tienen nada que celebrar y mejor pasar desapercibidos y no llamar la atención. Pero 30 años después de ese baby boom museístico vivimos una inevitable decadencia de la idea de museo, un momento en el que la grieta entre los grandes museos centrales y los otros más pequeños se agranda hasta ser imposibles de saltar. Hoy en día ni los presupuestos ni la intención de la mayoría de los museos tienen nada que ver con la alegría y el optimismo que reinaba hace 30 años.
La injerencia política, por un lado, la inoperancia de sus equipos gestores, cuando no directamente la corrupción y el abuso, y la falta de interés de sus programaciones y actividades, han arrasado con la imagen de estas instituciones que, hasta el día de hoy, siguen siendo imprescindibles para la pervivencia, conservación, exhibición y comprensión del arte actual, y de cualquier otro tiempo que también fue actual circunstancialmente. Ya que lo actual es pasajero, perentorio incluso, y su única opción es volverse historia o morir.
Tal vez por todas estas dificultades puede parecer que cumplir 30 años tiene un gran mérito. Claro que el Museo de El Prado cumple 200 años y nadie se sorprende, pero, claro, no es de arte actual, a pesar de sus fallidas y desastrosas incursiones expositivas en el arte de hoy, que de momento nadie las toma en cuenta, como si fueran simples achaques de la edad de un querido y venerable anciano.
Puede servir perfectamente de modelo para casi todos los males que han afectado y afectan a los museos en España
Así las cosas, el IVAM cumple 30 años de su inauguración (realmente es una institución creada por la Ley 9/1986, de 30 de diciembre, es decir que tiene realmente 33 años) y este museo (aunque su denominación correcta es de Instituto Valenciano de Arte Moderno) puede servir perfectamente de modelo para casi todos los males que han afectado y afectan a los museos en España (y en todo el mundo) y también para algunas de sus virtudes.…
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