Se trata de sesenta millones de euros. Díganme si, por ese precio, no ceden ustedes su salón, su comedor y hasta el baño de su casa para que se casen unos riquísimos novios indios. Claro que con ese dinero para la boda (que como es tradición, no sólo en la India, como apuntaban los periódicos, sino también en España, la paga el padre de la novia) los novios pueden elegir hasta el palacio de la Zarzuela para celebrarlo. Pero ellos, tan discretos, se han conformado con el Museo Marítimo de Barcelona, las fuentes de Montjuich , el Pabellón Italiano de la Feria de Muestras y el MNAC, todo ello en Barcelona, demostrando así en un sólo día, que lo de la independencia es una tontería porque para ser igual de cutres que en Madrid no hace falta hacer tanto ruido, señor Más.
Se han casado la hija del multimillonario indio del sector del acero Lakshmi Mittal con un alto ejecutivo de HSBC, y han cerrado el Museo Nacional de Arte Catalán para celebrarlo. Antes habían pasado, para casarse propiamente, por el Museo Marítimo, y para dar una nota de color se cambiaron los horarios de la Fuente de Luz de Montjuich, que previamente se cerró al público. Todo se cierra al público cuando un indio pone 60 millones sobre la mesa.
Criticábamos al MUSAC de León porque se hubiera convertido en el lugar donde los novios celebran los banquetes y se hacen las fotos de boda
Criticábamos al MUSAC de León porque se hubiera convertido en el lugar donde los novios celebran los banquetes y se hacen las fotos de boda, al Conde Duque y al Matadero de Madrid que se alquilen como putas para cualquier evento privado, en una línea que ya marcaba hace tiempo el Guggenheim cerrando sus salas para una exposición de motos de lujo… en fin, es algo internacional: poderoso caballero es don dinero. Pero esto de Barcelona ya es un pasote: el novio llegando en un corcel (también llamado vulgarmente caballo) blanco y con Más, Trias y suponemos que algún prócer más invitados a la gran boda india, como ya se le llama. No dicen las crónicas si ellos iban también sobre corceles blancos, a pie o en carroza trianera. Pero lo que es seguro es que iban tan contentos de boda. No sabemos si el regalo sería un cagané, por aquello de la tradición navideña y el sentido del ahorro finisecular de la región, país o zona climática, como ellos decidan en libre referéndum, por Dios.…
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