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Aquellas señoras olvidadas

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Fotografía que muestra a Gertrude Vanderbilt Whitney en el centro de la imagen. © Wikipedia Commons

En noviembre de 1929, Lillie P. Bliss con 65 años quedó a comer con unas amigas, Abby Aldrich Rockefeller y Mary Quinn Sullivan, para discutir la necesidad de abrir un museo público de arte contemporáneo en Nueva York. De eso hace menos de un siglo, y en el skyline de Nueva York no destacaba ninguno de los museos por los que hoy es conocida como el centro del arte internacional. Ni el MoMA, ni el Metropolitan, ni el Whitney, ni por supuesto ninguna de las galerías, centros de arte y toda la estructura que hoy conocemos, admiramos y envidiamos. Un año después de esta comida Lillie, Mary, Abby y algunas chicas más de la época, inauguraban el Museum of Modern Art, más conocido como MoMA.

La historia del arte necesita urgentemente un reseteado, es imprescindible recordar, y no se trata de hacerle una exposición post mortem a una mujer que fue ignorada durante su vida, excluida de los libros de historia. No, se trata de saber cómo fueron de verdad los inicios de esta bola de fuego que tenemos hoy en nuestras manos. Y no hace falta remontarse a los orígenes del mundo, basta con ir de museos por Nueva York para preguntarse cómo surgió todo este movimiento artístico.

Hoy se trata de saber quién levantó esos museos, quiénes pusieron el dinero, los cuadros, la energía, el empeño

No voy a hablar de las miles de mujeres cuyas obras están guardadas en los almacenes de todos los museos del mundo, la mayoría sin ser exhibidas ni valoradas, y mucho menos de las que ni siquiera llegaron a estar en esos museos. Hoy se trata de saber quién levantó esos museos, quiénes pusieron el dinero, los cuadros, la energía, el empeño. Y la respuesta es que fue un grupo de mujeres ricas, muy ricas, bastante locas, totalmente inconformes con el estado de las cosas y dispuestas a cambiarlas. Sí, eran mujeres ricas, solteras, separadas, o casadas, viajeras impenitentes, que gastaron sus millones y los de sus familias alegremente en viajes, fiestas, y en actos filantrópicos, pero además de ayudar a los pobres, también se preocuparon por la situación de las mujeres y por la situación de los artistas, y especialmente del arte.

A algunas las conocemos por sus vidas exageradas, por sus líos amorosos con artistas, realmente con todo el mundo, por su vida sexual, alejadas de la norma. Como siempre por lo frívolo, pero no por lo esencial.…

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