Un sencillo ejercicio*1Hrag Vartania, Exploring the Relationship of Death, Sculpture, and Modernity, http://hyperallergic.com/7589/death-sculpture-modernity/: si se busca “la pintura ha muerto”, Google arroja un resultado de 5230; escribamos “la escultura ha muerto”, y el número es de 8. Esta relativa longevidad de un medio que en palabras de Barnett Newman es “aquello con lo que tropiezas cuando retrocedes para mirar un cuadro” da qué pensar. Y quizás no es demasiado exagerado aventurar que parte de esa larga vida se pueda atribuir al “campo expandido” definido por Rosalind Krauss en su influyente ensayo de 1979.
Pongámoslo sobre la mesa: para tratar sobre el campo expandido, el texto de Krauss es decididamente constrictivo. Sus clasificaciones y categorías resultan rígidas, dogmáticas. La autora nos invita a matar al padre (el historicismo) para al momento asignarnos un nuevo régimen de autoridad en forma de esquemas y fórmulas, un nuevo sistema sustituyendo al anterior. Sin embargo, la idea de “campo expandido” ha prosperado y se aplica hoy en día a una asombrosa variedad de prácticas. Oímos hablar de arquitectura expandida, gráfica expandida, coreografía expandida. Más allá de los diagramas estructuralistas, hay una aportación que sí es trascendental: la noción de que los campos crecen más allá de sus límites asignados, invadiendo territorios y reformulándose para dar lugar a posibilidades imprevistas. Como apuntábamos, en el caso de la escultura es quizás esta capacidad de agitar sus fundamentos, de transgredir sus principios, la que ha garantizado la supervivencia de la disciplina.
Pongámoslo sobre la mesa: para tratar sobre el campo expandido, el texto de Krauss es decididamente constrictivo
En 1979 ABBA publican Chiquitita y Margaret Thatcher se convierte en primera ministra británica; se vende el primer Happy Meal, China invade Vietnam y la escultura, desde luego, ya no es lo que era. A mediados de la década anterior habían empezado a producirse una serie de cambios radicales: una generación de artistas encabezados por Robert Morris promovió en aquella época una ruptura con la corriente minimalista imperante, formulándose propuestas que reconsideraban la fisicidad o el carácter objetual de las piezas. Otros creadores intentaron revisar en sus obras las características formales y procesuales heredadas. La experimentación dio lugar a estructuras que compartían dimensiones y configuraciones espaciales con la escenografía y la arquitectura de interior: aparecen construcciones como pasillos, laberintos, habitaciones… que permiten al espectador introducirse en las obras mismas. Finalmente, surge el land-art, que traslada el trabajo artístico a los espacios naturales, que se convierten en soporte de la obra.…
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