Shocking ! Les mondes surréalistes d’Elsa Schiaparelli
Le musée des Arts décoratifs, París
Hasta el 22 de enero de 2023
Supongamos que tenemos la osadía de incorporar a la lista existente de categorías estéticas (junto con lo bello, lo pintoresco o lo sublime) el concepto de shocking. Podríamos definirlo como “la extravagancia y el arrojo, excesivo aunque sofisticado, que caracteriza el acto de levantarse por la mañana y vestirse de color fucsia”.
Si quisiéramos asignar un personaje histórico a esta categoría, sin duda elegiríamos a Elsa Schiaparelli (Roma, 1890-París, 1973), “Schiap” para los amigos, gran dama de la alta costura en el París de los años 1930 a 1950 (con perdón de Coco Chanel, Jeanne Lanvin o Paul Poiret). Schiaparelli fue la autora de tal calificativo, que escogió para definir un espectacular color, resultado de una mezcla de rosa y magenta que en 1936 concibió su diseñador de accesorios de cabecera Jean Clément, y que ella utilizaría a continuación para toda una colección.
Tal fue el éxito que Salvador Dalí reaccionó con otro “episodio shocking”: tiñendo un oso de peluche de tal color y añadiéndole cajones en el lugar del estómago; Schiaparelli vistió al oso con un abrigo de satén color orquídea y llenó los cajones con joyas; más tarde, le puso a su perro salchicha, que la acompañaba a todas partes, un collar rosa shocking. Además del nombre de su primer perfume y del título de su propia autobiografía, el shocking pink se convirtió muy pronto en distintivo de la casa Schiaparelli. Y de toda la alta costura hasta que fuera destronado por el rojo en los años cincuenta.
El shocking pink se convirtió muy pronto en distintivo de la casa Schiaparelli
Si continuásemos con el juego y decidiésemos crear una corte de amigos en torno al personaje, acudiríamos a los artistas de vanguardia del momento, colaboradores de la italiana y presentes, de una manera u otra, a lo largo de toda su carrera. Jean Cocteau, Salvador Dalí, Leonor Fini, Man Ray, Cecil Beaton, Christian Bérard… Según cuenta en sus memorias, trabajar con ellos “tenía algo de apasionante. Una se sentía ayudada, animada, más allá de la realidad material y aburrida que es la fabricación de un vestido”. Y ello, en todas las etapas del proceso creativo de una colección: el diseño de las prendas, la concepción del estampado y de los accesorios o la producción de la identidad visual de la firma (en la que la fotografía jugaba un papel muy importante).…
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