Resulta innegable tomar la década de los noventa como el momento definitivo en el que ese invento de origen bélico que llamamos internet se instaura como la nueva promesa utópica del futuro. Fue a mediados de los setenta cuando aparece la fundación del Homebrew Computer Club, en la cual se encontraban gurús de la tecnología como Steve Jobs o Steve Wozniak, que soñaba fascinada con la posibilidad de generar todo un sistema industrial computarizado. Así, podríamos tomar los noventa como el momento en que se busca desesperadamente hacer realidad este sueño setentero. Los miembros del Homebrew Computer Club concibieron la tecnología como herramienta fundamental para el intercambio de información y la creación de una red política descentralizada, dando pie posteriormente a diversos movimientos tanto activistas como hacktivistas.
Las computadoras e internet serán tomadas como herramientas para la libertad
Estos fueron los inicios de una ideología (californiana) surgida en Silicon Valley donde la libertad del individuo aparece acompañada de alternativas de consumo y producción de la información, además del desarrollo tecnológico entendido como un claro factor político e individualista. En esta nueva sensibilidad del emprendedor, apologética de la tecnología, las computadoras e internet serán tomadas como herramientas para la libertad, blindándose de eufemismos utópicos que realmente encubren una alternativa política del individualismo libertario o del “tecnolibertarismo”, como señala Éric Sadin, sistemas donde se produce “un malicioso y masivo ‘traspaso del poder’ desde la razón humana hacia sistemas encargados de iluminar con sus ‘luces’ fragmentos cada vez más amplios de nuestras existencias”1Éric Sadin, La silicolonización del mundo. La irresistible expansión del liberalismo digital (Buenos Aires: Caja Negra, 2018), 121..
Ya a principio de los noventa, el tándem formado por Bill Clinton y Al Gore se propuso plantear una regularización jurídica de la red en los Estados Unidos, dando pie a una ley que afianzó la idea de “autopistas de la información” en 1991. Unos pocos años más tarde, se edita en San Francisco en el primer número de la influyente revista Wired (1993), encargada tanto de promocionar con entusiasmo la ideología californiana que abogaba por el potencial emancipador de la red (legitimado a través de labores empresariales) como de ampliar los debates de pensamiento computacional, con importantes aportes a la cibercultura.
Fue en 1999, a finales del milenio, que esta sensibilidad optimista culmina con la aparición de Indymedia en Seattle, una red alternativa de periodismo participativo, de un marcado carácter activista, que proporcionaba medios informativos abogando por la libertad de expresión y la circulación sin censura.…
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