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Joseph Beuys: heridas y caricias

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Rostro de Joseph Beuys. Fotografía: Clara Neches Sanz

Joseph Beuys: Antecedentes, coincidencias e influencias
Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear, Cáceres
Hasta el 12 de mayo de 2022

“Señoras y señores, queridos amigos, buenos días. Nuevamente quisiera comenzar por la herida. Partimos del hecho de que yo también puedo hundirme, de que ya me he hundido, de que debo descender a la tumba, pero de esta tumba surgirá también mi resurrección”.

Como en aquella conferencia pronunciada por Joseph Beuys en 1958 (“Discurso sobre mi país”), también este texto inicia su andadura con otra herida, con muchas heridas en realidad: las sufridas por el artista alemán en Crimea pocos años después de alistarse en las Fuerzas Aéreas y que constituyen un hito central en su vida. Cuando en el invierno de 1943 Beuys sobrevolaba una batería antiaérea enemiga, su avión fue súbitamente alcanzado por un proyectil ruso, dejándole gravemente herido. A punto de morir, fue rescatado por un grupo de nómadas tártaros que lo untaron de grasa y envolvieron en una manta de fieltro. Más adelante, estos dos materiales (el fieltro y la grasa) cobrarían un gran protagonismo en su práctica artística. Después de varios días semi inconsciente, alimentado a base de productos lácteos, Beuys comenzó poco a poco a recuperarse.

Incidiendo en la necesidad humana de aceptar nuestra fragilidad consustancial, Joseph Beuys explicaría años más tarde en relación a su obra Muestra tu herida

A partir de ese momento, la herida, la vivencia del dolor y la muerte, así como también la vulnerabilidad, la metamorfosis y la curación terapéutica, se convierten en inquietudes centrales que marcan su trayectoria creativa. Incidiendo en la necesidad humana de aceptar nuestra fragilidad consustancial, Joseph Beuys explicaría años más tarde en relación a su obra Muestra tu herida (1974-76): “Muestra tu herida, porque hay que manifestar la enfermedad si se la quiere curar”. A lo que añadiría en 1977: “Opino que hay que enseñar a los hombres a enseñar sus heridas. Me parece incluso todo un programa de acción […] Pero como los hombres hacen el camino contrario y se muestran solo desde su mejor lado, no hay ni comunicación, ni amor, ni solidaridad entre ellos”.

Continuando con ese ‘programa de acción’, Joseph Beuys mantuvo como máxima reguladora de su ejercicio creativo el dejarse interferir y afectar por lo otro y el otro (humano o no humano): la fricción intelectual entre distintas esferas (con su ‘concepto ampliado del arte’ que implicaba al mismo tiempo la alquimia, el chamanismo, la filosofía, la política, la sociología, la biología y la economía) y, sobre todo, esa disposición en favor de la comunicación, el trasvase, la solidaridad y el amor a través de la vulnerabilidad.…

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