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Interdisciplinaridad y vanguardia (II)

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John Cage, Imaginary landscape

Era el año 1913 y Luigi Russolo (1885 – 1947) escribía, en Milán, El arte de los ruidos (L’arte dei Rumori), manifiesto futurista que, al momento de publicarse, ya tenía asignada la posteridad. Como tratado de referencia en el arte sonoro, influyó decisivamente en su devenir, y dignificó, de paso, el papel de la máquina, como principal productora de las disonancias a las que apelaban los futuristas.

Al pintor italiano se deben, también, los Itonarumori; instrumentos musicales generadores de ruido acústico que, pese a alguna que otra resistencia, consiguieron atraer la atención de compositores como Stravinsky.

Hay que romper este círculo restringido de sonidos puros y conquistar la variedad infinita de los sonidos-ruidos (Luigi Russolo)

Del mismo modo, el Dadaísmo manifestó su interés por este tipo de prácticas. En la época en la que Russolo daba a conocer sus ideas transformadoras sobre arte sonoro, Duchamp experimentaba con la escultura musical. Una de las obras culmen que sintetizó las preocupaciones acústicas del artista entre los años 1912 y 1915 fue Erratum musical (1913) y, aunque efímeras, fueron absolutamente revolucionarias en tanto que anunciaban la interdisciplinaridad moderna y la posibilidad de incursionar en lo musical sin una formación específica.

Tiempo después, la línea abierta por los movimientos de vanguardia fue continuada por un norteamericano, compositor, que se atrevió, con gran acierto, a transgredir las convenciones musicales y a abrir las experiencias compositivas a otros campos como las artes visuales. Era John Cage y estaba dejándose la piel incorporando en sus obras conceptos tan complejos como el ruido, el azar y, más aún, el silencio. Cage entendió la partitura como legítimo contenedor de materiales no musicales, incluidas las nuevas tecnologías, llevándola por derroteros antagónicos a su sola expresión auditiva. Este interés por la preponderancia de lo visual sobre la sonoridad, no hacía más que reafirmar un nuevo paradigma en el arte caracterizado por la concurrencia de disciplinas dispares.

Si Cage entendió por qué camino quería llevar sus relaciones con la praxis artística, también entendió que era en aquella donde encontraba el mayor apoyo para sus experimentos. La influencia duchampiana en su obra fue definitiva en una de sus piezas más representativas, 4’33” (1952), donde se recicla el discurso característico del ready-made. Eran, pues, el énfasis en el acto creativo, por un lado, y la participación del espectador en la consecución de la obra, por el otro, los dos puntos fundamentales sobre los que se construía el trabajo de Cage en los años 50.…

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