Que el ser humano no es tan fuerte como se creía, es ya algo más que una suposición, pues estamos asistiendo a su declive en directo. Que hay otras especies que demuestran su vulnerabilidad y le llevan la delantera, ya se sabía. A estas alturas, en vez de seguir actuando como si fuéramos los dueños soberanos del planeta, deberíamos haber aprendido de nuestros errores y empezado a tomar medidas. ¿Una posible solución? Sumar fuerzas con otras especies, y no contra ellas. Era la propuesta de Donna Haraway, inspirada en las teorías de filósofos como Bruno Latour, Isabelle Stengers o Vinciane Despret. Y la premisa que han seguido numerosos artistas en esta era actual del Antropoceno. Ya lo decía el refrán: “Si no puedes con ellos, únete a ellos”.
Todos tenemos algún conocido (si no es el caso de que seamos nosotros mismos) que ha decidido dejar la gran ciudad, las prisas y la contaminación para instalarse en el campo y dedicarse a la ilustre tarea del cultivo de lechugas. De igual manera, cada vez son más las poblaciones que se llenan de espacios de jardinería colectiva, impulsados por propuestas ciudadanas para intentar ocultar el cemento de la urbe bajo el verde de los huertos. ¿Utopías rurales y vuelta a los orígenes? ¿Son algo más que gestos que intentan redimir nuestra mala conciencia, como el que asiste religiosamente a su clase de yoga, no sin precipitarse al móvil y salir corriendo porque llega tarde a las cañas con los amigos? ¿Cuántos de nosotros han participado ya de una cura de desintoxicación, llámese voluntariado en granja ecológica, estancia espiritual o, para los más intrépidos, retiro de ayahuasca? Admitamos que, para los principiantes, la opción de los tomates en el balcón es ya un primer paso. ¿Y si somos personas muy ocupadas y no tenemos ni siquiera tiempo para regar? Bueno…, de acuerdo, un par de cactus también sirven. Pero solo si consiguen sobrevivir a las primeras semanas.
¿Qué es exactamente eso del “Antropoceno”?
Se diría que la misma mala conciencia implícita en nuestra vida cotidiana es la que está presente en la programación actual de todo evento artístico que se quiera ético y comprometido. La Bienal de Estambul de 2019, la última bienal de Lyon, las exposiciones de la Fondation Cartier pour l´art contemporain de París… Si leemos atentamente los folletos y programas de mano veremos que una gran mayoría trata de dar respuesta, a través de las más variadas expresiones de los artistas invitados, a los problemas ecológicos (y los que están vinculados a estos) que el mundo contemporáneo experimenta y denuncia desde hace ya mucho tiempo.…
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