No se “ve” lo mismo cuando se oye; no se “oye” lo mismo cuando se ve
(La Audiovisión, Michel Chion)
Es el Arte Sonoro, fuera de toda duda, un lugar de reflexión sobre el sonido y, sobre todo, una construcción necesaria para la defensa de la escucha, ese acto, más bien voluntario, que ha de formar parte de nuestra conexión con lo que nos rodea. Y es por esto, justamente, que resulta tan importante su alcance. Pero, ¿qué sucede con el medio cinematográfico?, ¿acaso no es en él donde el sonido derrama toda su capacidad?, ¿y acaso no tiende uno, involuntariamente, a minimizarlo, o directamente a olvidarlo, cuando es a la imagen a quien acompaña?
Y ello no deja de ser paradójico, pues, la imagen en sí misma, carece del dinamismo o del “movimiento” que sí posee el sonido, y es, por tanto, tremendamente limitada en su valor expresivo si no va unida a aquel. No de forma gratuita dice Chion en su obra La Audiovisión que “en el cine el sonido es, más que la imagen, un medio insidioso de manipulación afectiva y semántica”; que refuerza, por tanto, el sentido de la propia imagen y le da un gran poder de asociación. Es el sonido el que contextualiza lo que vemos, el que adelanta un acontecimiento, o el que pone al descubierto, valga la redundancia, la verdadera verdad de la imagen. Y esto es un hecho probado. El sonido es lo maligno encarnado en Robert Mitchum en The Night of the Hunter, con el canto –invariable– que precede a cada encuentro con los niños. Es la paranoia y el desasosiego en que se desenvuelve el insano mundo de la protagonista de Perfect Blue. Es Public Enemy sonando con fuerza durante los créditos iniciales de Do the Right Thing, que nos anticipa lo que de convulso y complicado tiene la convivencia entre comunidades (negra, latina, italoamericana, asiática…) en Estados Unidos, y la problemática de su integración.
Es el sonido el que contextualiza lo que vemos, el que adelanta un acontecimiento, o el que pone al descubierto, valga la redundancia, la verdadera verdad de la imagen
La potencia emotiva del sonido se nos revela, muy claramente, en The Wild Bunch, primero a través del ruido de los tambores, durante la entrada, en una ciudad anónima, de los jinetes-atracadores, encabezados por Pike Bishop (William Holden), momentos antes de atracar un banco.…
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