William S. Borroughs en el año 1978 hablaba del desmontaje y montaje de obras artísticas en The Viking Press de la siguiente forma: “Los cut-ups son de todo el mundo. Cualquiera puede hacer cut-ups (…) podrían otorgar una nueva dimensión al cine. Monta una escena de juego con otras mil escenas de juego de todos los tiempos y lugares. Monta calles de todo el mundo. Monta y reordena las palabras e imágenes de cualquier film”.
A pesar de la rebeldía que supone esta práctica en contraste con los compartimentos estancos del arte en general y el audiovisual en particular, William C. Wees se atrevió a realizar una categorización partiendo de la obra de Ken Jacobs: A Perfect Film del año 1986 la cual se define como un conjunto de imágenes literalmente encontradas por el propio autor y de las cuales sólo manipuló ajustando el volumen y realizando un impresión. Jacobs, lanzó las imágenes al estilo “pure cinema”, un satisfactorio pero sospechoso término, que trataban entrevistas e imágenes de Malcom X antes de su muerte. Con esta obra Jacobs no sólo presentaba una serie de imágenes, sino que presentaba el concepto de: “lo que podría ser”.
C. Wees parte de este término para denominar el primer escalón en su pirámide particular de las obras de material encontrado o found footage y que son directamente relacionables con un concepto muy propio del padre del arte conceptual, hablamos del ready made duchampiano y que por lo tanto aplica a un material, literalmente, encontrado un concepto nuevo otorgando un significado diferente. Es interesante decir que esto no se relaciona solamente con el cine experimental sino que es aplicable a películas como Time of the Locust de Peter Gessner, un film totalmente contrapuntístico y que se postula en una postura antibélica con respecto a la polémica Guerra de Vietnam recogiendo imágenes de la misma y superponiéndolas a otras para crear metáforas y significados nuevos.
A partir de este punto Wees estipula dos categorías más. La segunda abarca el material físicamente manipulado, es decir, películas que fueron coloreadas, químicamente sometidas o que se sujetan a técnicas de positivado óptico. Estas obras no manipulan el mensaje ni el contenido semántico sino que se centran en la intervención sobre la textura de las mismas. Un ejemplo perfecto, es Trade Tattoo de Len Lye (1937) y que se arriesga a pintar bigotes a imágenes de las marchas de las clases obreras haciendo una mezcla entre sacrilegio, burla social y negación entre documental y cine experimental.…
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