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Laura Torres, Tierra quemada, 2019

Algunas ideas en torno a la exposición Un amor salvaje que arruina nuestra paz (La Casa Encendida, 2019)

¿Cómo comenzar a hablar de algo de lo que ni siquiera se sabe exactamente cómo comenzó? Podría ensayar una respuesta tentativa que mencionara la importancia que tuvo para mí la lectura de Marguerite Duras y quizá no mentiría, quizá diría algo de verdad, una verdad a medias. En efecto, no puedo ocultar aquí lo personal: Marguerite Duras es una autora que me fascina y emociona, y que de un modo u otro me interpela. Desde la película dirigida por Alain Resnais Hiroshima mon amour, basada en el libro homónimo de la escritora, que fue mi primer contacto con ella, hasta La vida material, el último libro que he leído de Duras, he encontrado expresados sentimientos e ideas de una forma bellísima y que, como decía, me han interrogado.

La exposición Un amor salvaje que arruina nuestra paz que comisarié en La Casa Encendida no la planteé como una exposición sobre Marguerite Duras. Sin embargo, encontré en su obra una concreción maravillosa de algunas de las ideas que me interesaban desarrollar. Con Duras me parece que se produce una relación especialmente sugerente entre del contenido o temas a partir de los cuales orbita su obra y el proceso de escritura que se refleja en sus manuscritos, borradores y pruebas, en su modo de escribir. Podríamos decir que una cierta “destrucción amorosa” opera en la obra de Duras, al menos de dos formas: material y conceptualmente.

Hay algo salvaje en su escritura que se refleja en sus manuscritos

Los manuscritos de Marguerite Duras, algunos de los cuales pudieron verse en la exposición, son la prueba más evidente de que la escritura no es solo un utensilio a través del cual se lleva a cabo una representación de una suerte de conciencia idéntica a sí misma, sino que, mediante la superposición de trazos, en un movimiento de escribir y re-escribir, de corregir y marcar, borrar, tachar y rayar, se impide que jamás un elemento simple esté presente sin remitir a otros. Hay algo salvaje en su escritura que se refleja en sus manuscritos. Apuntaba Duras acerca de esta escritura:

Se acerca a un salvajismo anterior a la vida. Y siempre lo reconocemos, es el de los bosques, tan antiguo como el tiempo. El del miedo a todo, distinto e inseparable de la vida misma.

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