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Darío Villalba: Sobre el sufrimiento de los otros

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Fotografía cortesía de Paula Caballero @ExhibitionPhoto

En A puerta cerrada Jean-Paul Sartre afirmó que “el infierno son los otros”, una frase lacerante sobre cómo la visión de uno mismo está ineludiblemente conectada a la visión que tenemos de los demás. Parecida en lo desoladora y penetrante es la sensación que nos transmite la obra de Darío Villalba (1939-2018). Villalba buscaba conectar con algo tan elusivo como la atomizada esencia del alma contemporánea confrontándonos con la compleja relación que mantenemos con los demás a través de las imágenes. La exposición que durante el verano del 2019 presentó el trabajo de Villalba en Madrid ha propiciado un reencuentro oportuno con muchas de sus obras más emblemáticas1Tomás Llorens, “Acronología del Deseo,” en Darío Villalba: Todo Muro es una Puerta (Palma de Mallorca: Fundació Pilar i Joan Miró, 1998), 129.. Esta exposición ha sido también un homenaje póstumo que garantizará el recuerdo y actualización de su legado, que no puede ser más relevante para nuestro presente, tan fragmentado y absolutamente saturado de imágenes.

La exposición en Alcalá 31 nos adentró en la obra de Villalba por una antesala donde se encontraban algunos de los primeros Encapsulados, serie fundamental realizada a finales de los sesenta y punto de inflexión en la carrera de Villalba. Los encapsulados son siluetas humanas a tamaño real, pintadas de colores e individuadas por una gruesa pompa de metacrilato que se ciñe a los contornos y los convierte en figuras tridimensionales. Estas figuras visten a la moda y andan con prisa, esperan distraídos, se abrazan con emoción o saludan con ligereza. Son anónimos, únicos. Contienen una temporalidad detenida de gestos y posturas que delatan la emoción y el movimiento de sus existencias.

Son anónimos, únicos

Las figuras están pintadas en colores pastel: suaves rosas, azules cielo y malvas. Los rellenos a veces son superficies rayadas, colores y patrones que a su vez enlazan el trabajo de Villalba con el de otros artistas pop españoles como Luis Gordillo. Aunque en las figuras de Villalba estos colores y patrones evocan el cuerpo humano de forma abstracta: fibras de músculos, tonos de piel, sangre y formas de las células somáticas. Estos recuerdos vagos de la carne suavizan los fríos contornos de las burbujas brillantes en las que estos seres están atrapados y cuyos reveses de metacrilato son de un rosa exuberante. Los encapsulados nos recuerdan a objetos expuestos detrás de escaparates: las vitrinas permiten acercarse y ver, a la vez que son distantes, inalcanzables.…

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