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Dame veneno que quiero morir, dame veneno

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Alberto García-Alix

Tell all my friends I was fighting, too,
But to all the cowards and voyeurs:

There are no more tickets to the funeral
There are no more tickets to the funeral.
Were you a witness?

Diamanda Galas/Plague Mass

No quiero llamarla Transición

La primera estrategia consistirá en nombrar de otra forma. El imaginario transicional y sus relatos están fuertemente marcados por un enfrentamiento entre sus defensores y detractores del que no me interesa tomar parte. Que una categoría como “Régimen del 78” pueda ser incluso debatida en un medio como El País es un síntoma claro del resquebrajamiento de un paradigma que es fundamental sortear si lo que queremos es ir más allá de los cauces que hasta ahora se nos habían permitido para entender las herencias de las que, inevitablemente, tenemos que hacernos cargo.

Me inclino más bien por utilizar la noción de posdictatura para pensar las primeras décadas de la España que se tuvo que inventar después de la muerte de Franco. Posditcadura nombra la violencia mientras Transición la esquiva, posdictadura subraya de donde venimos mientras Transición lo omite, posdictadura se hace cargo de la necesidad del duelo mientras que Transición pone el énfasis en la necesidad de transitar. No quiero no celebrar la llegada de la democracia al Estado español pero sí necesito asumir que la muerte es la condición de posibilidad de su existencia.

Cuando Foucault visitó Madrid en 1975 quedó fascinado por la forma superior de fascismo que desarrolló el tardofranquismo, en tanto que propiciaba el encuentro y la fricción de dos regulaciones somatopolíticas que históricamente corresponderían a dos periodos distintos: el tanatopoder y sus formas de gestión de la muerte propias de regímenes soberanos y teocráticos (en este caso la dictadura nacionalcatólica) con otras formas de gestión de la vida propias del capitalismo liberal (el llamado desarrollismo tecnocŕatico de los cuadros del Opus Dei y la terciarización de nuestra economía). Teniendo en cuenta esta aguda observación, y el continuismo que caracteriza una realidad significada como posdictatorial, ¿cómo se reorganizarían estas formas de gestión de la vida y de la muerte una vez ha muerto el dictador?

Archivos menores y fantasmas:

La precariedad investigativa no sólo está caracterizada por las condiciones materiales de investigación, sino también por los materiales, documentos o testigos con los que dialogamos. Esta es pues una investigación menor, porque los protagonistas y documentos con los que trabaja también son “menores”. Menores en tanto no protagónicos ni ejemplarizantes, ajenos a la escala del acontecimiento, y vertebrados a través de los anecdotarios más que por los grandes hitos de la época.…

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