Raíces por defecto
Comisariado por Claudia Elies y María Gracia de Pedro
Sala de Arte Joven, Madrid
Del 11 de mayo al 24 de julio de 2022
Si la escarcha se apodera de tu choza agradecerás que termine la noche.
F. Jameson
Con la sospecha de que no hay superficie que nos sustente y que las narrativas actuales no son capaces de encausar el cuerpo hacia la protección de un espacio seguro, todos los discursos van encaminadas a apropiarse de los conceptos y a generar ficciones resbaladizas. Hablar a través de ellos, de su abstracción, es la razón por la que lo global no logra tener sentido y, también, de que la posición desde la que se enuncian pueda resultar incluso contra/conceptual.
Para cambiar las cosas o para encontrar algo de seguridad, hace falta inventar unas nuevas formas de comunicación que no puedan ser asumidas por cualquier tipo de sistema director. Pues, en la cuestión de la apropiación de los vocablos contemporáneos existe algo colonial cuando se habla de colonialidad, existe algo patriarcal cuando se habla de inclusión, existe algo de imprecisión constante cuando los conceptos solo son formas de hablar y cuando el lugar desde el que se emiten son abstractos y sin compromiso, impermeables y preparados para aguantar el tiempo. De modo que, la incapacidad por salirse de las maneras de enunciar al uso es un síntoma de que el poder fagocita los mismos marcos conceptuales, que en su eclosión suponen una ruptura, con idénticas palabras.
Existe algo patriarcal cuando se habla de inclusión
Una manera de salirse de ello es dejar que el agua melle la piedra, que discurra y transforme, dar un rodeo al concepto y erosionarlo por los flancos. De la misma forma que nada garantiza un marco seguro en la vida cotidiana, en lo artístico, donde existen formas de hablar concretas, lecciones una y otra vez repetidas que no quedan en el vestigio sino que siempre están nuevas, es necesario estar en constante alerta y búsqueda de las grietas, para especular sobre los poros y oquedades en un tiempo en constante gerundio, es decir, haciéndose, agrietándose, revisitando una materialidad cambiante.
Ahora, dejando –en gerundio– de lado durante un momento el mundo virtual, para atrevernos a sentir la tactibilidad de nuestro entorno físico, en la exposición Raíces por defecto se acomete el trabajo de pensar en lo material como algo que forma parte constitutiva de la memoria y el territorio, totalmente despojado de uniformidades conceptuales.…
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