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Por suelo el mar, por cielo una nube: Arquitecturas en la dermis computacional

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Reno Trick Data Center, Nevada. Créditos de la foto: OMA

Debatir quiénes somos en la era digital no es tarea fácil. Todo el mundo y su abuela, por así decirlo, tiene una opinión. Actualmente, la subjetividad se ha convertido en una construcción técnica: el sujeto contemporáneo se define como propietario de un conjunto de contraseñas que él conoce y que otras personas desconocen. El sujeto contemporáneo se cree principalmente el guardián de un secreto. En cierto sentido, esta es una definición muy tradicional del sujeto puesto que, a lo largo de la historia del pensamiento, las distintas manifestaciones del sujeto han quedado amparadas bajo el saber que solo Dios y el sujeto poseía sobre sí mismo, algo que, por otra parte, otras personas no podían saber porque estaban ontológicamente impedidas para leer los pensamientos ajenos. Hoy, sin embargo, ser sujeto tiene menos que ver con la protección ontológica y más con los secretos técnicamente protegidos.

Debatir quiénes somos en la era digital no es tarea fácil

En 1961, Jay Wright Forrester, profesor de la Sloan School for Management del MIT, intuyó esta gran deriva histórica y formuló un argumento profético que prometía una equivalencia entre la ontología, la naturaleza del ser, la existencia y la realidad, y un modelo elástico que constituía a la humanidad, —su objetividad y subjetividad— en toda su gloria cuantificable y productiva: humano = Δ = Δ1 = Δ2 = Δ3 = Δn = datos

 El proyecto al que apuntaba Forrester siete décadas atrás anticipa los datos como una entidad estable alejada del empirismo, muy cercana a su condición actual. Los datos, tal como los entendemos hoy, solo son útiles en forma de excedente y dicho excedente solo funciona cuando se excede la capacidad de procesamiento. Los datos son un autopropagador compulsivo. Sin embargo, el Delta de la ecuación anterior (Δ, que significa “cambio” en el lenguaje de la física) no representa exclusivamente una cuestión de adquisición y uso de datos, sino de tráfico y transferencia que lleva implícito el sentido de una transacción monetizable. El subtexto de los sistemas circulatorios de excedente y capacidad asume que, los datos como los bienes, se cosechan, extraen, venden, roban, protegen, compran, fabrican, comercializan e incluso, en algunos casos, se regalan.

NSA Verizon Data Center, Washington D.C. 30 E Street Southwest. Créditos de la foto: Mike Osborne

Los datos como los bienes, se cosechan, extraen, venden, roban, protegen, compran, fabrican, comercializan e incluso, en algunos casos, se regalan

Todo lo que las grandes entidades corporativas que navegan en este dominio tienen que hacer es producir el incentivo para definir la realidad como un gran vórtice, donde el ser es siempre un significante cambiante de sí mismo para que los algoritmos nos dividan en categorías digeribles, comercializables, gobernables y pirateables.…

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