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Sigmar Polke

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Sigmar Polke. Düsseldorf, 1970. Courtesy of The J. Paul Getty Museum.

Realismo capitalista

Si en la República Democrática Alemana se impuso, tras la Segunda Guerra Mundial, el Realismo socialista, un estilo que tenía ya cierta tradición, era el que se defendía en la Unión Soviética desde la llegada al poder de Stalin, parece lógico que, en lo que podría ser considerado un acontecimiento más de la Guerra Fría, en la República Federal naciera lo que se podría considerar su contrario: el Realismo capitalista. Al menos, su nombre juega a ello, a establecer un enfrentamiento, una oposición, una pugna, con ese estilo institucionalizado de la otra Alemania. Aunque, quizás, como siempre, la historia no sea tan sencilla.

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Sigmar Polke. Düsseldorf, 1969. Courtesy of The J. Paul Getty Museum.

Polke decidió fotografiar esos bodegones kitsch que se encontraba en las tiendas cuando paseaba por la ciudad

Este nuevo movimiento, que fundó Sigmar Polke (Oels, Polonia, 1941-Colonia, Alemania, 2010) junto a sus colegas Gerhard Richter y Konrad Fisher, entraba dentro de la lógica del arte pop, o así se ha querido ver, a pesar de que tenía un componente crítico que lo alejaba de algunos de los artistas pop canónicos. No se trataba simplemente de intentar traducir en el medio artístico el consumo desaforado al que estaba avocada esa sociedad alemana que se recuperaba del trauma de la guerra, de representar aquella sobreabundacia de mercancías que llenaba los escaparates de Düsseldorf, Colonia o Hamburgo, o de apropiarse del lenguaje de los medios de comunicación y la publicidad que se descubría manipulador, sino de ponerlos en cuestión, evidenciar los problemas del sistema, subrayando, incluso con humor, sus incoherencias. Quizás por eso Polke decidió fotografiar esos bodegones kitsch que se encontraba en las tiendas cuando paseaba por la ciudad, registrar los reflejos en los cristales de los escaparates que se convertían en escaparates de una sociedad que andaba a demasiada velocidad. Cientos, miles de imágenes, que ni siquiera pudo positivar, almacenándolas en su estudio.

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