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Richard Hamilton

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Richard Hamilton. Robert Rauschenberg, 27-04-1981. Courtesy of Galería Cadaqués.

Polaroid Portraits

En 1968, Richard Hamilton (Londres, 1922-Northend, Reino Unido, 2011) estaba en Nueva York. Visitaba con frecuencia a sus amigos en sus estudios. Entre ellos se encontraba el pintor pop Roy Lichenstein, aquél que hizo que Andy Warhol dejara de utilizar los cómics en sus pinturas a comienzos de la década porque quería ser original, de algún modo, único. Lichenstein quiso fotografiarle y tomó su cámara polaroid para hacerlo, su nuevo juguete. A Hamilton, artista pop también, nos han dicho los críticos y los historiadores, aunque seguramente pop de otro modo, demasiado británico quizás, le fascinó el resultado. Era demasiado intranscendente. Aparecía delante de uno de los cuadros de su amigo, con una copa y un cigarrillo en las manos. No había mucho más.

“Me sorprende lo tonto, lo banal, que parezco a menudo”, decía cuando miraba los retratos que a partir de ese momento empezó a pedir a sus amigos artistas y a otros que no lo eran tanto. Instantáneas de otros que coleccionaba y de las que se apropió en ese proyecto que duró años, hasta 2001, y que terminó recogiendo en cuatro volúmenes que se convirtieron en una gran obra en sí mismos, a pesar de que no eran originales. Lo extraño es que viendo esos retratos parecería que no se trataba tanto, o no sólo, de construir un especial diario de la vida de Hamilton, de sus idas y venidas, de sus citas y encuentros, de sus amigos y sus admirados, sino que estas polaroids, al dejarles que hicieran, permitiéndoles que le usaran sin apenas intervenir, traducen la particular forma de mirar de cada uno de estos artistas, desvelan el modo en el que se enfrentaban a la construcción de las imágenes. Y esto terminará por incluir al propio Hamilton que decidió comenzar a autorretratarse con la misma polaroid que dejaba a los otros. Puede que al final no pareciera ni tan tonto, ni tan banal. 

Esto terminará por incluir al propio Hamilton que decidió comenzar a autorretratarse con la misma polaroid que dejaba a los otros

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