Quiénes queremos ser
Es interesante ver cómo la gente lleva con frecuencia réplicas de la naturaleza a sus casas. Algún lugar o animal de la naturaleza es convertido en un objeto tangible que la gente puede llevarse. Se ve en todas partes, desde en los restaurantes, con sus murales con paisajes naturales, a las casas que están llenas de animales de porcelana.
Existe, en todas estas construcciones, la idea incluso de que estas re-creaciones se pueden hacer más bellas que la naturaleza usando colores más brillantes y organizándolas, incluso exagerándolas. Ya no se necesita ir a las montañas donde se puede pasar frío, se pueden tener las montañas en las cortinas.
Fotografío muchos interiores domésticos y a menudo me veo arrastrada a extraer algo de estos espacios comisariados de un modo personal. Empecé a buscar en tiendas algunas de las piezas que veía en los lugares que fotografiaba. Si todas las tiendas traen estos objetos, mi impresión es que la mayoría de la gente debe tener alguno.
Por supuesto, podría usar un bello recipiente antiguo en mis naturalezas muertas, pero quiero usar lo que veo, aquello que encuentro en todas partes. Quiero ver, en estos objetos comunes, lo que la gente está diciendo de sí misma. Aquí es donde empezó mi atracción por las tiendas Americana de todo a un dólar.
Me gusta explorar estos paisajes interiores que la gente pone en sus casas. Obedecen quizás a un deseo inconsciente de estar cerca de la naturaleza, de llevarla a su experiencia cotidiana. Es casi como si la gente, alejada de los paisajes naturales reales, fuera inconscientemente conducida a recrear la naturaleza con lo que encuentra a su alrededor.
Mi comentario, en estas fotografías, se acerca del modo en el que como seres humanos no dejamos nada intocable y creamos una realidad artificial en nuestro propio mundo privado, usando cualquier objeto que encontremos que nos recuerde quiénes somos, o quiénes queremos ser.
Traducido por Sergio Rubira
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