La obra de Marcus Harvey, Myra (1995), fue uno de los detonantes de la polémica en torno a la exposición Sensation, Young British Artists from the Saatchi Collection, que tuvo lugar en la Royal Academy, Londres, 1997.
Harvey presentó un retrato de grandes dimensiones de Myra Hindley, una mujer condenada en 1965 por la participación en una serie de asesinatos de niños y jóvenes que conmocionaron a la sociedad británica. El retrato, realizado 30 años después y con Myra todavía en la cárcel, estaba inspirado en una fotografía en blanco y negro de la ficha policial de la asesina en serie que salió reproducido en la prensa numerosas veces. Pero no fue sólo la elección del personaje retratado lo que enardeció a la opinión pública, fue el método de su realización la gota que colmó el vaso: reducido el rostro a una distribución de zonas blancas, grises y negras, Harvey recurrió a la colaboración de numerosos niños para que impregnaran sus manos de pintura e imprimieran sus huellas en las zonas seleccionadas para acabar conformando el retrato de la asesina.
Harvey presentó un retrato de grandes dimensiones de Myra Hindley, una mujer condenada en 1965 por la participación en una serie de asesinatos de niños
Tras tensos debates, la exposición se inauguró con fuertes medidas de seguridad y con el retrato de Myra incluido, pero ese mismo día sufrió los atentados de dos personas distintas, dos artistas airados que en el espacio de una hora lanzaron tinta y huevos sobre la obra y que inmediatamente fueron arrestados. Jaues Role, artista londinense de 48 años, una vez puesto en libertad declaró a la prensa que llevó seis huevos y lanzó tres o cuatro antes de ser apresado por un policía: “Hay momentos en los que tu deber es hacer algo, si no, la próxima vez será incluso peor, tendremos una imagen de la tortura actual”. La obra tuvo que ser retirada, restaurada y recolocada en la exposición con un cristal protector.…
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