She, 2005/2009
Las imágenes nos introducen en el mundo de una familia atípica. De alguna extraña manera estas 52 imágenes que conforman la serie son un álbum familiar, si consideramos que una familia puede estar formada por personas con lazos de sangre transversales. Entramos en el mundo de cuatro mujeres, dos parejas de hermanas; una madre, sus dos hijas y su hermana; o dos jóvenes, su madre y su tía; o una mujer, su hermana y sus dos sobrinas. Todas son adultas, aunque el bagaje de Lise Sarfati (1958, Orán, Argelia) fotografiando adolescentes es sin duda una gran experiencia para afrontar este trabajo. No queda claro nunca quién es quien, ni por edad ni por aspecto, el color del pelo cambia, las relaciones entre ellas son de un ensimismamiento que define la distancia real que hay entre ellas, pero todas viven en la misma casa. Sólo los cuerpos, con sus marcas, sus tatuajes, nos definen las identidades. Sarfati no trabaja con ningún tipo de narración, simplemente nos muestra momentos de una familia atípica, de un álbum familiar en el que no se guardan momentos felices, ni grandes eventos, simplemente la vida cotidiana de cuatro mujeres que viven en una misma casa, que comparten aparentemente sólo el lugar, aunque en el fondo también comparten entre ellas y con el restos mujeres esa sensación de vivir en un mundo muy pequeño, con un proyecto de futuro muy limitado. Lugares ordinarios, comunes, momentos intranscendentes. Las personas, las modelos, se muestran siempre ausentes, ensimismadas. Cada una poco a poco, nos va mostrando sus gustos y personalidades, el placer de la ropa, los cambios de color en el pelo, las habitaciones que definen sus personalidades. Como confirma la autora ellas posan, pero muestran una parte superficial y esconden todo el resto.
Se siente cómoda en estos ambientes que no le exigen ninguna narración ni argumento
Sarfati afirma que tiene un gran interés por las mujeres que viven en los bordes, en los límites, en paisajes interiores que son muy agobiantes. Se siente cómoda en estos ambientes que no le exigen ninguna narración ni argumento. De alguna manera estos ambientes le resultan familiares. “Cuando encontré a estas mujeres tuve una intuición fotográfica. Hay un tono en la secuencia de las 52 imágenes de la serie que está basado en la confianza, como si ellas tuvieran algo que decirme pero no quisieran desvelarlo.…
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