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Jorge Molder

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Molder

Jorge Molder. Por aqui quase nunca ninguém passa, 1994. Gelatina de plata sobre papel, 102 x 102 cm Cortesía Galería Pedro Oliveira, Porto

El caso Molder

Observamos en la obra de Jorge Molder varios procesos internos que la inscriben como una referencia exacta en el panorama de la fotografía contemporánea, precisamente en el plano de esa relación en la que el yo se representa como un otro.

Jorge Molder Inox 1995 Gelatina de plata sobre papel, 102 x 102 cm Cortesía Galería Pedro Oliveira, Porto
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Jorge Molder. The Sense of the Sleight-of-Hand Man, 1994. Gelatina de plata sobre papel, 102 x 102 cm Cortesía Galería Pedro Oliveira, Porto

Molder no es, ciertamente, el único fotógrafo que recurre sistemáticamente al autorretrato para la elaboración de su obra. John Coplans o Cindy Sherman son dos ejemplos de esta práctica. En el caso de Coplans, la autorrepresentación permanece en gran medida ligada al sujeto, mirándose a sí mismo como otro, cuyo envejecimiento y progresiva deformación va observando cómo quien estudiara la transformación de un objeto a partir de una mirada científica. Con Sherman, se cuestiona, como señaló Rosalind Krauss, el proceso de la construcción identitaria en la postmodernidad a partir de su referencia exterior, sociológica, cultural, y por lo tanto no psicológica. El caso de Molder se trata de un proceso más diverso.

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Jorge Molder. The Sense of the Sleight-of-Hand Man, 1994. Gelatina de plata sobre papel, 102 x 102 cm Cortesía Galería Pedro Oliveira, Porto

Lo que acontece en su obra es del orden de la invención de un personaje. Pero el personaje que vemos representado en sus fotografías no es, entonces, el mismo Molder, sino otro, que el cuerpo y rostro del fotógrafo sirven para representar, como si fuese un actor, pero que jamás se confunden con él. Sin embargo lo que esta práctica tiene de inquietante y extraña, generando un efecto de uneimliche (Freud), es que este personaje no difiere, como en Sherman, de una representación de figuras externas que reinventa al apropiarse de ellas, ni refiere, como en Coplans, al proceso de distanciamiento neurótico/narcisístico que instituyó en el sujeto una marca interior de alteridad siempre que éste se observa.

Este proceso de invención del personaje es, en el caso de Molder, análogo de aquel que, en la literatura, opera la transfiguración del autor en los personajes o en el narrador, sirviendo por otro lado para reforzar el dispositivo de alteridad en el interior de la obra: la fotografía pasa a construirse a partir de los procesos narrativos de otro campo referencial, la literatura, generándose así una nueva tensión.…

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