Jock Sturges

En 1990, después de quince años de trabajo discreto y generalmente bien considerado como un artista fotográfico americano, de repente me encontré objeto de una investigación federal enormemente evasiva y brutal. Alegando que mi trabajo podía considerarse pornografía infantil, agentes del gobierno se permitieron entrevistar a todas las personas que había fotografiado, así como propietarios de galerías, comisarios, coleccionistas, amigos y familia. Habiendo asaltado mi apartamento y confiscado la práctica totalidad de mis pertenencias, procedieron a arrasar los últimos 25 años de mi vida. Sus “entrevistas” con algunas de mis modelos más jóvenes fueron especialmente atroces. La imagen Christina after the FBI… retrata a una niña de ambiente contracultural con cuya familia yo había estado trabajando casi desde su nacimiento. Antes de ser interrogada por los federales, Christina nunca había tenido un bañador ni una pizca de modestia ni vergüenza. Pero el lenguaje y modales agresivos de los agentes que hablaron con ella fueron tan amenazantes y la traumatizaron tanto que cuando la vi varias semanas después, encontré una niña tan confundida sobre su físico que estaba nadando con la ropa puesta.

Jock Sturges “me encontré objeto de una investigación federal enormemente evasiva y brutal”

El gobierno acabó rindiéndose y me dejaron en paz, después de cien mil dólares en gastos legales. Además, estropearon mi archivo de negativos y copias hasta tal punto que la mayoría de mis primeras obras están prácticamente perdidas para siempre.

Actualmente continuo mi trabajo con una confianza firme aunque cauto. Los sucesos arriba descritos cambiaron mi vida e hirieron aspectos de mi arte que quizás habían sido naifs e inocentes. Pero ninguno de mis amigos o retratados me abandonaron, ni siquiera se les ocurrió hacerlo jamás. Y sigo fotografiándolos y conociéndolos a todos, como espero que siempre lo haré. Son la gran riqueza de mi vida.