Female, 1997–2000
Desde el principio de su trabajo la imagen humana, las personas ocupa una parte esencial de sus imágenes. El retrato se convierte en un tema permanente en sus primeras series, desde Bewohner, y Female hasta Brixton. Estos retratos son de gente anónima, y en particular los de la serie Female son la huella de sus encuentros en la calle, bien en parques o en los alrededores de la ciudad o en las propias calles de la ciudad, realizados a través de varios años. Los retratos son siempre similares: de medio cuerpo, sin iluminación especial, directos, y se trata de mujeres aisladas, individualidades que no se representan nada más que a si mismas: mujeres individuales, que pasean por la ciudad, camino de sus trabajos, de una cita, hacía sus casas. Mujeres solas, de todas las edades, razas y estilos de Europa y de Estados Unidos. No existe ningún encargo, solamente se trata de reflejar ese vínculo casual y temporal, que se establece entre cada una de estas mujeres y la fotógrafa, que se encuentran al azar en una calle cualquiera, la idea es fotografiar al otro, al desconocido, en este caso a la otra, a esas mujeres desconocidas con las que nos cruzamos cada día en las calles de las ciudades de todo el mundo. Cada una con sus historias y sus vidas, desconocidas para el que mira, y que asoman en un gesto, una mirada, en una forma de enfrentarse la cámara. En este enfrentamiento la fotógrafa asume el rol del testigo, aquel que ve un suceso, una relación, una persona, con la que no mantiene ninguna relación ni interactúa, solamente observa.
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