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Hans-Christian Schink

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Hans-Christian Schink. 9/17/2006, 8:45 am – 9:45 am, N 78°13.370’ E 015°40.024’, from 1h series, 2003-10. Courtesy of the artist, Kicken Berlin and Galerie Rothamel Erfurt/Frankfurt am Main.

Movernos para ver al sol mover

Nunca estamos del todo quietos porque la superficie sobre la que estamos, la Tierra, está siempre en movimiento. Si nos “detenemos”, instalamos una cámara fotográfica y realizamos una fotografía de larga exposición, los elementos “inmóviles” sobre la superficie de la tierra aparecerán bien definidos, pero no porque no se hayan movido, sino porque lo han hecho exactamente igual que nosotros, a la misma velocidad, y, por lo tanto, la apariencia es de quietud. En cambio, en la misma fotografía, podremos apreciar el movimiento de aquellos elementos que, también sobre la superficie de la Tierra, se mueven a una velocidad distinta a la nuestra: la corriente de un río aparecerá difuminada, el pasar de un coche a gran velocidad apenas será una mancha fantasmagórica, las nubes generarán una suerte de manto; las hojas de un árbol, en un día de viento, provocarán un borrón; el movimiento lento de un caracol se traducirá en una leve disipación de sus colores… Pero todo es cuestión de la referencia que tomemos; porque otro movimiento que podremos apreciar, si nos fijamos en aquellos elementos que no están en la superficie de la Tierra, es el nuestro propio, el de la Tierra. En esa misma fotografía con la que estamos especulando, si fuera de noche —pensemos en las fotografías de Trevor Paglen, por ejemplo—, las estrellas crearían una línea, una suerte de órbita que no reflejaría en realidad su movimiento, sino el nuestro. Lo mismo pasa en la serie 1h de Hans-Christian Schink pero, en esta ocasión, con el movimiento aparente del Sol.

Illustration
Hans-Christian Schink. 1/05/2010, 5:46 pm – 6:46 pm, S 06°26.486’ E 039°27.776’, from 1h series, 2003-10. Courtesy of the artist, Kicken Berlin and Galerie Rothamel Erfurt/Frankfurt am Main.

En 1h Schink utiliza el efecto de la llamada “solarización” que distorsiona una imagen fotográfica a través de una sobreexposición extrema a la luz, lo que desencadena una inversión exacta de los procesos químicos en la capa sensible a la luz del negativo. El exceso de luz —como el título nos deja adivinar, el tiempo de exposición es de una hora— hace que el proceso de oscurecimiento se debilite, de modo que las áreas brillantes, en este caso el Sol, finalmente aparecen oscuras en el positivo final. El fenómeno fotográfico de la solarización puede llevarse a cabo sobre un negativo o sobre una copia fotográfica —aunque anteriormente, cuando el efecto se producía en el cuarto oscuro se le denominaba “pseudo-solarización” o “efecto Sabattier”—.…

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