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Fernando Moleres

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Fernando Moleres. Enrique escupe fuego para ganar dinero. San Salvador, El Salvador. De la serie Niños trabajadores, 1992-1998. Cortesía del artista

Enrique vive con su banda y algunas veces va a visitar a su madre (padre desconocido).
Utiliza el dinero para vivir y comprar drogas como pegamento.

Hay otra juventud que nosotros, habitantes de un primer mundo aparentemente confortable, no vemos. La adolescencia no es solamente esa masa que hace cola a las puertas de las discotecas los viernes y sábados. No son sólo los que visten atuendos deportivos de marcas, son también aquellos otros jóvenes y niños que las confeccionan en países lejanos. La adolescencia es también, y en muchos lugares sobre todo, una masa laboral explotada, son obreros sin derechos que realizan labores inhumanas a precios ridículos, son niñas prostitutas en Filipinas o Brasil, son guerrilleros en África o en Latinoamérica, soldados en Asia o en Afganistán.

La fotografía siempre se ha ocupado de esa parte de la realidad, se ha llamado fotoperiodismo, documentalismo, reportaje, pero la calidad de sus imágenes y la fuerza e influencia que a veces ha tenido para sensibilizarnos sobre problemas concretos lo ha elevado a otros rangos. Más allá del documento, la belleza de sus imágenes, la fuerza del tratamiento convierte a muchas de estas fotografías en obras de arte. Cercanas a una estética clasicista, con más influencia de la historia de la pintura clásica que de la fotografía moderna, y sobre todo ajenos a los canales del mercado artístico, estas fotografías nos hablan del individuo de una forma anónima, pero integrado en un ambiente, en su paisaje cotidiano.

Durante la cosecha de la caña de azúcar hay niños subcontratados con un salario mínimo por otros trabajadores para ayudarles a cortar su cuota diaria de caña de azúcar.

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Fernando Moleres. Trabajadores en plantaciones de caña de azúcar. Umzinto, Natal, Sudáfrica. De la serie Niños trabajadores, 1992-1998. Cortesía del artista
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Fernando Moleres. Recolector de basura. Vertedero en la ciudad de Guatemala. De la serie Niños trabajadores, 1992-1998. Cortesía del artista

Muchos chicos sin familia viven en los vertederos de basuras y trabajan como recolectores de hierro, cartón, plástico, tubos de aluminio o cualquier cosa con posibilidades de venta.

Moleres sigue los pasos de los más desfavorecidos, esos niños a los que se les ha robado la infancia, esos adolescentes sin futuro que viven en la mayor parte del mundo. El mundo del trabajo y de la infancia le ha servido para documentar un tipo de vida desolada en las calles de Brasil, en la guerrilla de El Salvador, recogiendo basuras en Guatemala o trabajando en las plantaciones azucareras de Sudáfrica.…

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