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Tracey Moffatt | Emblemas de exposición – Scarred for Life

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Corte de tijeras, 1980. Como castigo, las hermanas Kwong fueron obligadas a cortar el césped de la parte delantera de la casa con tijeras. De la serie Scarred for Life II, 1999

Quizás algún día alguien escriba una crónica de muertes indecorosas. Sus fuentes pueden ser recogidas a partir de miles de crónicas periodísticas. Esas historias en las que la muerte sorprende a sus víctimas en el momento en el que están envueltas en las actividades más ordinarias. Cosas que asimismo podrían haber sido realizadas antes o después, o de manera distinta pero que, sin embargo, producen casualidades fatales. Son incidentes que nos llenan de profunda inquietud precisamente porque parecen ser inevitables y aún así ocurren con brutal regularidad.

Las historias que cuenta Tracey Moffatt son de naturaleza distinta. Ningún periódico las publicaría porque carecen por completo de espectacularidad. Por otro lado, el potencial para el conflicto psicológico que contienen podría estallar en algún momento en forma de explosión de consecuencias espectaculares. Todos nosotros tenemos que vivir con estos acontecimientos que, en su mayoría, tuvieron lugar en nuestra infancia o juventud, cuando nuestros sentidos no eran inmunes a las injusticias a largo plazo. Las cicatrices que dejaron atrás han sido irrevocablemente implantadas en nuestra memoria, desde donde pueden estallar en cualquier momento para atacar lo consciente.

Job Hunt, 1976 (Búsqueda de trabajo, 1976): Después de tres semanas todavía seguía sin encontrar un trabajo. Su madre le dijo: ‘quizás no eres lo suficientemente bueno’. Miramos su rostro, en conflicto consigo mismo y con el mundo. Literalmente le han acorralado. Apoyado en la pared de la casa, con sus brazos cruzados detrás de su espalda, un triste sentimiento de abatimiento emerge de su interior. Moffatt abre un abismo entre la imagen y el texto; al hacer esto alude al hecho de que ambos funcionan gracias a su brevedad. Imagen y texto iluminan acontecimientos momentáneos dentro de un contexto global. Entre estos breves momentos se abre una historia con horizontes posibles e incluso divergentes. Quizás el joven haya confiado en su madre durante largo tiempo y ahora está terriblemente decepcionado. Tal vez lo que ocurre es que ella nunca ha pensado mucho en él, el hijo no amado en secreto, y a través de este empleo se está aventurando a asestar un golpe para así lanzarse hacia la libertad. La frustración no sería entonces menos intensa. Las posibles narrativas se extienden visiblemente si incluimos a padre y hermanos y hermanas en la historia. Todo esto queda abierto al vacío entre texto e imagen.

Illustration
Bolsas para hacer pis, 1978. Encerrados en la furgoneta mientras sus madres continuaban su aventura amorosa, los chicos se vieron forzados a hacer pis en sus bolsas de patatas fritas.

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